La experiencia norteamericana

El gran aumento de la expectativa de vida en la población norteamericana ocurrido a partir de la década de los años sesenta es el mejor ejemplo del reciente progreso en retrasar los efectos de lo que en otro tiempo era considerado como el inevitable paso del tiempo.El descenso de las muertes por fallos cardiacos y enfermedades vasculares, debido en parte a la campaña contra el consumo de tabaco y a la prevención y tratamiento de la alta presión sanguínea, ha provocado el hecho de que el segmento de población de edades superiores a los 65 años es el de mayor crecimiento.

La posible incid...

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El gran aumento de la expectativa de vida en la población norteamericana ocurrido a partir de la década de los años sesenta es el mejor ejemplo del reciente progreso en retrasar los efectos de lo que en otro tiempo era considerado como el inevitable paso del tiempo.El descenso de las muertes por fallos cardiacos y enfermedades vasculares, debido en parte a la campaña contra el consumo de tabaco y a la prevención y tratamiento de la alta presión sanguínea, ha provocado el hecho de que el segmento de población de edades superiores a los 65 años es el de mayor crecimiento.

La posible incidencia de los cambios en la dieta, así como en la popularización del ejercicio físico, está aun por determinar.

Más información

En contra de la creencia popular, no está demostrado científicamente que el ejercicio físico prolongue la vida, aunque algunos expertos indican que puede retrasar ciertos declives funcionales que acompañan al envejecimiento, tales como la pérdida de masa muscular, de capacidad para el esfuerzo físico, de flexibilidad, resistencia, potencia ósea y eficacia cardiaca y pulmonar. También puede ayudar a normalizar la presión sanguínea y el nivel de azúcar y de colesterol en la sangre, así como a evitar las depresiones.

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