Cartas al director

Crítica a una crítica

Le escribo para consignarle algunos lapsus aparecidos en la crítica "Leopoldo María Panero, el paria obstinado" (suplemento de Libros del 23 de septiembre), artículo de reseña de J. A. Ugalde. El crítico, al enjuiciar el libro Dos relatos y una perversión, desliza varios despistes: el precio del ejemplar que dice (600 pesetas) no es cierto. El volumen cuesta 775 pesetas en librerías, donde él debió adquirirlo. En el mismo encabezado, que inicia la reseña, vierte otra ligero error: así, el ejemplar no está editado en la colección La Pluma Rota. Dicha colección, tal c...

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Le escribo para consignarle algunos lapsus aparecidos en la crítica "Leopoldo María Panero, el paria obstinado" (suplemento de Libros del 23 de septiembre), artículo de reseña de J. A. Ugalde. El crítico, al enjuiciar el libro Dos relatos y una perversión, desliza varios despistes: el precio del ejemplar que dice (600 pesetas) no es cierto. El volumen cuesta 775 pesetas en librerías, donde él debió adquirirlo. En el mismo encabezado, que inicia la reseña, vierte otra ligero error: así, el ejemplar no está editado en la colección La Pluma Rota. Dicha colección, tal cual, simplemente no existe. Sí, en cambio, ha salido en la serie Pluma Rota (sin artículo, por favor), de Ediciones Libertarias (dato que, curiosamente, no incluye en la reseña).En este mismo nivel de olvido se encuentra también al hablar de las numerosas erratas" de una narración, Aquello que callan los nombres, cuyas casi 70 páginas apenas superan las cinco erratas.

Pasando a otro género de consideraciones, la crítica del libro está escrita en un 75% contra la persona del escritor tratado, y no acerca de la obra en cuestión. Para más calvario de inexactitudes, los datos supuestamente objetivos que a veces suministra sobre el autor son inciertos: por ejemplo, la vinculación con su madre, a quien el crítico convierte en representante literario de L. M. Panero. (Nada más erróneo, pues su actual representante-desde hace seis años- lo constituye el mismo editor. En este sentido, antes de partir recientemente de Madrid al País Vasco -donde voluntariamente se ha recluido en un centro de Donostia- cedió a la editorial el manuscrito de su siguiente obra, ya bajo contrato.) De Páginas de un asesino, calificada por el crítico como "el inicio de una novela cuyo manuscrito Panero ha ido traspapelando" , quiero pormenorizar, en bien de la verdad, que la presente versión ofrecida al lector se trata de una Novela inacabada (como la subtitula su propio autor), en vías a una más amplia redacción posterior definitiva.

En cuanto al punto de vista literario de la reseña, es banal y escaso. 0 la alusión a las fuentes literarias -Nerval,, Huysmans- del autor, señaladas por este mismo en un breve proemio a su obra, con lo cual el crítico poco nuevo avanza al lector que no se lo haya dicho ya el novelista mismo. Y no menos interesante lapsus: hablar del ilustrador de uno de los relatos..., cuando ¡es el mismo para los tres cuentos del volumen! Donde la negligencia parece mala fe es cuando habla de "la estrategia" de Panero de "utilizar argumentos ajenos", versionándolos o perversionándolos (nunca perfeccionándolos), conclusión que sólo la mente enfermiza de un crítico fantasioso, mendaz e infatuado puede argüir, ya que quien conozca mínimamente a L. M. Panero en su literatura (¡que no en sus desmadres callejeros!) escasamente puede hablar en propiedad de una estrategia literaria.

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Resulta ineludible manifestar que las precisiones anteriores están escritas, por nuestra parte, por respeto a la imagen de objetividad y exactitud habitual de EL PAÍS, no para atacar o corregir a ningún crítico que, por las distracciones cometidas, no merece ni tal nombre ni tal atención por nuestra parte. editor de Ediciones Libertarias.

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