Un grupo de vecinos ayuda a la policía a capturar a dos ladrones

Dos hombres que atracaron ayer a primera hora de la tarde una sucursal bancaria fueron detenidos pocas horas después merced a una espectacular operación policial que contó con la colaboración de numerosos transeúntes. El atraco previo a la detención se produjo, hacia las 13,30 horas, en la sucursal del Banco de Vizcaya situada en el cruce del paseo de la Castellana con la calle Rosario Pino. El botín conseguido en el asalto ascendió a 410.000 pesetas y los delincuentes usaron un revólver del calibre 32 y una pistola del nueve largo.Los detenidos, Blas Moreno Pérez y Julián Arellano Ruiz, de 30...

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Dos hombres que atracaron ayer a primera hora de la tarde una sucursal bancaria fueron detenidos pocas horas después merced a una espectacular operación policial que contó con la colaboración de numerosos transeúntes. El atraco previo a la detención se produjo, hacia las 13,30 horas, en la sucursal del Banco de Vizcaya situada en el cruce del paseo de la Castellana con la calle Rosario Pino. El botín conseguido en el asalto ascendió a 410.000 pesetas y los delincuentes usaron un revólver del calibre 32 y una pistola del nueve largo.Los detenidos, Blas Moreno Pérez y Julián Arellano Ruiz, de 30 y 25 años, respectivamente, intentaron huir de la entidad bancaria en una moto Montesa 250, que no arrancó a la primera. Dos policías nacionales de la dotación de un zeta que patrullaban por la zona observaron la escena y sospecharon de la actitud nerviosa de los dos hombres, cada uno de los cuales portaba una bolsa con su arma y parte del botín. Los agentes interpelaron a los sospechosos, que huyeron a la carrera, no sin que antes uno intentara disparar dos proyectiles que, aunque percutidos, no llegaron a salir del revólver.

Se produjo entonces una persecución a pie que terminó a unas dos manzanas del banco, en la confluencia de las calles Rosario Pino y Capitán Haya. Allí los dos policías y los dos delincuentes sostuvieron un forcejeo, en el transcurso del cual uno de los asaltantes efectuó un nuevo disparo que no alcanzó a nadie. Cuando los dos atracadores intentaban proseguir a pie su escapada, numerosos transeúntes se arrojaron sobre ellos, con la intención de ayudar a los policías. A causa del intercambio de golpes, el atracador sufrió una herida en la cabeza y el agente resultó con un dedo roto.

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