Los músicos callejeros, en huelga de silencio por la nueva normativa del ayuntamiento

Los intereses contrapuestos de Ayuntamiento, músicos ambulantes y comerciantes de las calles de peatones de Preciados y Carmen, de Madrid -entre la Puerta del Sol y la plaza del Callao-, han derivado en un conflicto que dura ya varios días, y que se ha traducido en una huelga de silencio de los artistas que ayer cumplió su segundo día, y en el encierro, anoche, de un grupo de ellos en la madrileña iglesia del Carmen. La causa de estos incidentes ha sido la estricta aplicación por la Policía Municipal desde el pasado lunes de la normativa del Ayuntamiento que regula la actividad de los músicos....

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Los intereses contrapuestos de Ayuntamiento, músicos ambulantes y comerciantes de las calles de peatones de Preciados y Carmen, de Madrid -entre la Puerta del Sol y la plaza del Callao-, han derivado en un conflicto que dura ya varios días, y que se ha traducido en una huelga de silencio de los artistas que ayer cumplió su segundo día, y en el encierro, anoche, de un grupo de ellos en la madrileña iglesia del Carmen. La causa de estos incidentes ha sido la estricta aplicación por la Policía Municipal desde el pasado lunes de la normativa del Ayuntamiento que regula la actividad de los músicos.

La mencionada normativa data de junio de este mismo año. Para Miguel Lara, concejal presidente de la Junta Municipal de Centro, distrito en el que se encuentran las mencionadas calles, las nuevas normas lo que hacen es "liberalizar esta actividad".La disposiciones municipales que ahora se están aplicando rigurosamente anulan las dictadas al efecto hace un par de años por las que se les proporcionaba a los artistas permisos semestrales. Ahora cualquier persona puede actuar en la calle, siempre que no emplee aparatos de amplificación y no permanezca más de 30 minutos actuando en un mismo lugar. Pasado este tiempo deberá trasladarse como mínimo 50 metros más allá del anterior lugar de actuación.

Los afectados por la normativa estiman que, aparte de la dificultad de controlar el,tiempo de permanencia de los músicos, se corre el riesgo de que con la supresión de las licencias las actividades musicales pasen a ser un modo de mendicidad encubierta. Y ello porque podrán actuar en la calle personas que no hayan demostrado ninguna calidad musical en sus ejecuciones. Tanto un portavoz de la Asociación de Comerciantes de las calles Preciados y Carmen (Apreca) como otro del colectivo de Músicos Ambulantes consideran muy negativo que el Ayuntamiento de Madrid no exija permiso alguno para actuar en las calles.

En las calles de Preciados y Carmen actúan habitualmente, en invierno como en verano, una treintena de músicos. Durante una jornada de trabajo desde las diez de la mañana hasta las dos de la tarde y desde las cinco de la tarde hasta las diez y media de la noche, pueden obtenerse, en el mejor de los casos, unas ganancias que se acercan a las 12.000 pesetas. Pero esta cantidad hay que dividirla entre las diversas personas que forman los conjuntos musicales.

Instrumentos y estilos varios

Algunos de los músicos ambulantes han estudiado en conservatorios y un buen número de ellos compatibiliza las actuaciones en la calle con otras en charangas, pubs y en fiestas en pueblos.En las formaciones musicales que actúan en estas calles pueden encontrarse casi todos los instrumentos: guitarras, violines, arpas, panderetas, tambores y elementos de percusión, bandurrias, trompetas, saxofones y hasta órganos electrónicos. La misma variedad se da en los tipos de música. En 100 metros de calzada se entremezclan ritmos tan dispares como el flamenco, el rock y la clásica, interpretada por alumnos aventajados del Conservatorio.

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El pasado lunes 21 la Policía Municipal comenzó a aplicar la nueva ordenanza, invitando a los músicos que habían rebasado la media hora raglamentaria a que abandonaran el lugar que ocupaban. Impidieron también los agentes el uso de amplificadores. Acabaron produciéndose incidentes, por lo que fue detenido uno de los músicos, junto con su mujer y su hija.

Al día siguiente, el martes, los músicos callejeros acudieron a la calle de Preciados a manifestarse interpretando música a través de aparatos de megafonía mientras repartían octavillas a los transeúntes. La Policía Municipal acudió a disolver de inmediato la manifestación, por considerarla ilegal, lo que derivó en un forcejeo entre los músicos y la policía, tras el que se produjo la detención de cinco de los artistas y de un fotógrafo de Prensa.

Desde entonces, y ante la imposibilidad de actuar, ya que casi todos emplean amplificación, los músicos se han declarado en huelga silenciosa para reclamar lo que ellos creen que son sus derechos. Para los artistas, tanto la calle de Preciados como la del Carmen son los únicos lugares de la ciudad donde pueden ejercer de forma rentable su actividad, ya que no circulan automóviles y se produce un constante trasiego de personas. En los túneles del metro suelen actuar más estudiantes, puesto que allí se obtiene menos dinero.

Para los comerciantes de la zona, según un portavoz, los corros que se forman en tomo a los músicos atraen a los delicuentes, fundamentalmente a los carteristas. Pero el perjuicio directo que les causan los músicos es que "nos obstruyen los accesos a los establecimientos y reducen la visibilidad de nuestros escaparates".

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