Cartas al director

Es muy triste

ver cómo los profesionales que más pueden influir en la opinión pública son precisamente los que más tergiversan la verdad, desfigurándola con medias verdades y con gravísimas falsedades que hacen que el ciudadano no avisado se crea todo lo que lee.Y así, ocurre que, por su desfigurada información acerca de los sueldos de los pilotos, hay señores como don Felipe Arrizabalaga, de San Sebastián, que, en carta dirigida a su periódico el día 1 de julio, llega a creerse, indignado, que dichos sueldos ascienden nada menos que a 700.000 pesetas al mes. ¡Qué disparate! Ustedes han conseguido, no sé có...

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ver cómo los profesionales que más pueden influir en la opinión pública son precisamente los que más tergiversan la verdad, desfigurándola con medias verdades y con gravísimas falsedades que hacen que el ciudadano no avisado se crea todo lo que lee.Y así, ocurre que, por su desfigurada información acerca de los sueldos de los pilotos, hay señores como don Felipe Arrizabalaga, de San Sebastián, que, en carta dirigida a su periódico el día 1 de julio, llega a creerse, indignado, que dichos sueldos ascienden nada menos que a 700.000 pesetas al mes. ¡Qué disparate! Ustedes han conseguido, no sé cómo, unas nóminas del mes de junio de 1982 en que se incluyeron múltiples atrasos de 1981, y los incrementos en primas por razón de viajes, dietas, etcétera, conseguidos en convenio y acumulados desde enero de 1982. Ustedes lo han publicado, no sé si por mala fe o por ignorancia, que sería más grave, como si esa nómina fuera normal. Eso es engañar a sus lectores y crear resentimiento.

El señor Arrizabalaga también se ha creído que pedimos mayores salarios, pues ustedes, periodistas, lo han dicho. Y eso es falso, y ustedes lo saben. Asimismo, Arrizabalaga se ha creído que nuestros salarios son sufragados "con el sudor de muchos ciudadanos". Por supuesto, por el nuestro y por el de tantos ciudadanos que han entregado su vida a la compañía Iberia y que son los que más luchan por sacarla a flote, con sus continuos sacrificios y desvelos para hacer de ella una empresa puntera.Es tal la desinformación que tiene el señor Arrizabalaga, gracias a los profesionales de la Prensa, que, en su indignación, se atreve a llegar al insulto, llamándonos "delincuentes de corbata" incurriendo así en un presunto delito de injurias graves con publicidad, tipificado en el Código Penal, y convirtiéndose él en un presunto delincuente (no sé si con corbata o no).

Yo rogaría a los señores periodistas que utilizaran el poder que tienen con honradez y responsabilidad, pues el daño que están haciendo es mucho y grave. -

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