El 'sí' del señor presidente

No salgo de mi asombro y van..., al leer unas declaraciones del señor presidente del Gobierno en las que afirma que en 1985 los españoles diremos sí a la OTAN. O el señor presidente tiene dones que muy pocos poseen, o desconoce las estadísticas que maneja el señor Guerra, cosa que dudo. Mucho tendrían que cambiar las cosas en un año, ¿o es que el Gobierno se propone lanzar una campaña pro sí a la OTAN? Aquí y ahora ya no se extraña uno de nada; con dinero público se pretende hacernos creer que lo bueno es que permanezcamos en la OTAN, que es justo lo contrario de lo que votamos el 28-O votando...

No salgo de mi asombro y van..., al leer unas declaraciones del señor presidente del Gobierno en las que afirma que en 1985 los españoles diremos sí a la OTAN. O el señor presidente tiene dones que muy pocos poseen, o desconoce las estadísticas que maneja el señor Guerra, cosa que dudo. Mucho tendrían que cambiar las cosas en un año, ¿o es que el Gobierno se propone lanzar una campaña pro sí a la OTAN? Aquí y ahora ya no se extraña uno de nada; con dinero público se pretende hacernos creer que lo bueno es que permanezcamos en la OTAN, que es justo lo contrario de lo que votamos el 28-O votando al PSOE. La oposición se habrá frotado las manos, parece como si el señor Fraga les dictara por la noche lo que tienen que hacer a la mañana siguiente.Quien esto escribe es un ciudadano de a pie, andaluz, que paga sus impuestos religiosamente, cansado de tanta verborrea oficialista y uno de los casi cuatro millones de votos prestados que poseen para gobernar. Pero que no se preocupe el señor presidente; el señor Fraga no ganará jamás unas elecciones legislativas en este país. Por esto mismo, que no tenga prisa por convocar el referéndum el señor presidente, hay problemas más acuciantes que resolver; tampoco lo dejen para última hora, no vaya a ser que, preocupados por el descalabro electoral que se les avecina en 1986 en Andalucía, pasen del referéndum y tengamos que quedarnos en la OTAN. Sea cuando fuere, mi voto será, como creo que el de muchos millones de ciudadanos, el mismo. Y ese no significará, ahora como dentro de 10 años, un no a la guerra, un no a tanta idiotez militarista del señor Reagan, un no a la política de gastos militares, un no a la división en bloques, etcétera. Que no se diga que Espa-