Dimite el jefe de los asesores económicos del presidente Reagan, Martin Feldstein

Martin Feldstein, jefe del equipo de asesores económicos de la Casa Blanca, presentó ayer su dimisión al presidente Ronald Reagan. Aunque el propio Feldstein ha asegurado que su dimisión, que se materializará el próximo 10 de julio, obedece a su deseo de volver a impartir desde el próximo mes de septiembre sus clases de economía en la Universidad de Harvard, parece un secreto a voces que el prestigioso economista es la primera víctima de la batalla desencadenada entra la Casa Blanca y la Reserva Federal (FED), el banco central norteamericano, no dependiente de la Administración, a propósito de...

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Martin Feldstein, jefe del equipo de asesores económicos de la Casa Blanca, presentó ayer su dimisión al presidente Ronald Reagan. Aunque el propio Feldstein ha asegurado que su dimisión, que se materializará el próximo 10 de julio, obedece a su deseo de volver a impartir desde el próximo mes de septiembre sus clases de economía en la Universidad de Harvard, parece un secreto a voces que el prestigioso economista es la primera víctima de la batalla desencadenada entra la Casa Blanca y la Reserva Federal (FED), el banco central norteamericano, no dependiente de la Administración, a propósito de la última subida del prime rate, tipo de interés preferencial norteamericano, acontecimiento del que la Administración Reagan considera culpable al FED a causa de su política monetaria restrictiva.

El todavía jefe de los asesores económicos del presidente de Estados Unidos ha sido uno de los principales críticos, dentro de la Administración, del déficit público que se ha alcanzado en el país y de las medidas que ha adoptado el propio presidente Reagan para recortarlo, o, quizá mejor, de la ausencia de medidas del presidente Reagan para combatirlo. Durante los dos años que ha permanecido en su cargo, Feldstein ha sido un ardiente defensor de un aumento en los impuestos para aliviar ese déficit, postura que provocó reacciones contrarias, tanto por parte del secretario del Tesoro, Donald Regan, como por el propio portavoz de la Casa Blanca.Desde hace tiempo existe una discrepancia fundamental entre la Casa Blanca y la Reserva Federal sobre la política monetaria que conviene al actual estado de la recuperación económica por la que atraviesa EE UU. La Reserva Federal ha venido advirtiendo que los datos de los principales indicadores económicos norteamericanos hacen presagiar una reactivación de la inflación.

Polémica ante las elecciones

Sin embargo, el encarecimiento del dinero va a suponer un freno al ritmo expansivo por el que atraviesa la economía de Estados Unidos, y ello en plena campaña electoral.Precisamente ayer, el propio Larry Speakes, portavoz de la Casa Blanca, acusó a la Reserva Federal, de ser el causante de la subida del prime rate, tipo de interés preferencial, del 12% al 12,5%, al no permitir la existencia en el mercado de una mayor liquidez como exigirían las actuales circunstancias de crecimiento de la economía.

Contrariamente a la postura del Gobierno, Martin Feldstein, consejero del presidente Reagan, se ha mostrado en repetidas ocasiones favorable a la actual política restrictiva de la Reserva Federal. Feldstein ha luchado por la necesidad de que el recorte en el déficit presupuestario, que este año puede llegar a los 180.000 millones de dólares, fuera incrementado hasta el doble de lo que finalmente ha adoptado la Casa Blanca. Pero Ronald Reagan y sus fieles, es decir, el secretario del Tesoro, Donald Regan, y el jefe de la Oficina del Presupuesto, David Stockman, consideran pura coletilla teórica el esforzado discurso de Feldstein de que el déficit federal es el mayor peligro para la recuperación económica del país.

Como era de esperar, la nueva subida en los tipos de interés preferenciales ha provocado también las críticas del secretario del Tesoro, Donald Regan, quien en una entrevista televisada declaró ayer que no desearía que la Reserva Federal hiciera naufragar la recuperación económica, como sucedió durante el año 1981, por su política monetaria excesivamente restrictiva. La disensión en el bloque de asesores económicos de la presidencia ha hecho crisis. Por un lado, Regan y Stockman; por otro, Feldstein y Paul Volcker, el presidente de la Reserva Federal, en cuyas poderosísimas manos está el control de la masa monetaria.

Disgusto en la Casa Blanca

Las baterías de la Casa Blanca apuntan ahora hacia Volcker. El portavoz presidencial, Speakes, mostraba ayer de forma notoria su disgusto. "Aunque la economía está creciendo a un ritmo saludable y la inflación permanece en un nivel bajo, la oferta monetaria no se está acomodando al crecimiento económico real". Las elecciones están prácticamente a la vuelta de la esquina y es vital poder ofrecer al electorado un crecimiento económico deslumbrante, sin que se disparen los precios al consumo. La zancadilla monetarista de la Reserva Federal,es contemplada en la Casa Blanca como un peligro cierto que se yergue sobre la reelección.

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