La socialdemocracia de Felipe González

El presidente del Gobierno parece haber reaccionado a las sugerencias que indudablemente habrá recibido en el sentido de que le conviene superar el llamado síndrome de la Moncloa, saliendo del aislamiento e intensificando sus contactos con diversas representaciones sociales.La reunión con los miembros de la Asociación de Periodistas de Información Económica, en la que estuvo acompañado por el ministro Miguel Boyer y en la que respaldó la ejecutoria de éste, ha servido para que Felipe González haya mostrado en su plenitud la vertiente socialdemócrata del PSOE. (...)

Felipe Gonzále...

El presidente del Gobierno parece haber reaccionado a las sugerencias que indudablemente habrá recibido en el sentido de que le conviene superar el llamado síndrome de la Moncloa, saliendo del aislamiento e intensificando sus contactos con diversas representaciones sociales.La reunión con los miembros de la Asociación de Periodistas de Información Económica, en la que estuvo acompañado por el ministro Miguel Boyer y en la que respaldó la ejecutoria de éste, ha servido para que Felipe González haya mostrado en su plenitud la vertiente socialdemócrata del PSOE. (...)

Felipe González entiende que el Gobierno debe ir más allá de los intereses de su partido, desarrollando una política que consolide el sistema democrático y logre el saneamiento económico. No cabe duda de que dentro del PSOE se recurre a la simplificación de establecer la frontera entre lo que es un comportamiento socialista al modo clásico y lo que no lo es, tomando como elemento de diferenciación el tema de las nacionalizaciones, y de ahí su insistencia en subrayar que éstas no se producirán y que ninguna empresa del sector privado ha ido a parar al INI a lo largo de 1983.

Pero las nacionalizaciones no son el único criterio para determinar si una política económica es más o menos socialista o capitalista. En la reunión con APIE, Miguel Boyer hizo la atinada observación de que en España los sectores considerados estratégicos están prácticamente controlados por el Estado, y que el papel de éste debe encaminarse hacia la corrección de las desviaciones de economía de mercado. Y efectivamente esto es así, y es el producto de una larga etapa anterior, en la que un sistema aparentemente favorecedor del capitalismo y de la libre iniciativa sometía a ésta a controles mucho más rigurosos que los que se daban en países gobernados por socialistas socialdemócratas. Los cinco años que lleva vigente en España el sistema político que consagra la economía de mercado entre los principios recogidos en su Constitución no han sido suficientes -difícil hubiera sido conseguirlo en medio de una crisis- para desarrollarla en su plenitud.