El último sondeo

( ... ) A pesar de que el sondeo preelectoral puede ser matemáticamente representativo de la tendencia en el momento de la encuesta y, por una serie de factores científicamente estudiados y utilizados, significa una apreciable herramienta de trabajo para quienes estudian el comportamiento político de los pueblos, no es en ningún caso una profecía ni una verdad absoluta. Es, repetimos, la instantánea de un momento de la voluntad popular, que puede ser estable, evidentemente, pero que no pretende más que acercar al conocimiento general la orientación del voto. Y no es ésta una pretensión menor. ...

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( ... ) A pesar de que el sondeo preelectoral puede ser matemáticamente representativo de la tendencia en el momento de la encuesta y, por una serie de factores científicamente estudiados y utilizados, significa una apreciable herramienta de trabajo para quienes estudian el comportamiento político de los pueblos, no es en ningún caso una profecía ni una verdad absoluta. Es, repetimos, la instantánea de un momento de la voluntad popular, que puede ser estable, evidentemente, pero que no pretende más que acercar al conocimiento general la orientación del voto. Y no es ésta una pretensión menor. Porque si el día 29 el elector ejercerá su derecho con una sola papeleta en una sola urna, no estará solo aquel día: forma parte de un cuerpo social. Y darle a conocer lealmente lo que quiere y lo que piensa el cuerpo social es ayudarle a formular su voto con rigor y con conocimiento.( ... ) Hay diferencias notables en relación al primer sondeo publicado el día 1. El forcejeo entre convergentes y socialistas se desliza francamente a favor de los primeros, hasta el extremo de que pueda aceptarse la posibilidad de una mayoría absoluta o, por lo menos, una mayoría lo suficientemente holgada para poder elegir, sin agobios, los votos que necesite para gobernar. Pero -y no nos cansaremos de insistir sobre el particular- el sondeo no sustituye al elector, que es quien tiene la última y definitiva palabra. Por tanto, este sondeo que publicamos hoy, último posible dentro de los términos que permite la ley que regula el proceso electoral, puede ofrecer unos resultados distintos a los finales, como han sido diferentes los de la primera y la segunda encuesta.

El elector es el único protagonista de los comícios y se manifiesta no con las intenciones, sino con el acto cívico de depositar stivoto. Todo lo que no sean las urnas carece de valor. Con esto querem.os advertir sobre la creencia dé que los sondeos de opinión desarman a los votantes, por excesiva confianza o por desilusión, según sean sus resultados. No hay más verdad que la de las urnas y sólo el cumplimiento del deber cívico ofrecerá la verdad de la voluntad popular. Los sondeos señalan la intención; el civismo ha de convertirla en realidad política.

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