Editorial:

Los ritos de Moscú

LAS REUNIONES que se han celebrado en la capital soviética, primero del Comité Central a puerta cerrada, luego del Soviet Supremo de la URSS en su sesión constitutiva después de las elecciones de marzo, no han aportado novedades sustanciales, ni en la composición de los órganos dirigentes, ni en la definición de la política de la URSS. No cabe atribuir excesiva significación al hecho de que Konstantín Chernenko haya alcanzado la jefatura del Estado en un plazo mucho más corto que lo que ocurriera en el caso de Andropov: la fecha de las elecciones en marzo determinaba que el Soviet Supremo se t...

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LAS REUNIONES que se han celebrado en la capital soviética, primero del Comité Central a puerta cerrada, luego del Soviet Supremo de la URSS en su sesión constitutiva después de las elecciones de marzo, no han aportado novedades sustanciales, ni en la composición de los órganos dirigentes, ni en la definición de la política de la URSS. No cabe atribuir excesiva significación al hecho de que Konstantín Chernenko haya alcanzado la jefatura del Estado en un plazo mucho más corto que lo que ocurriera en el caso de Andropov: la fecha de las elecciones en marzo determinaba que el Soviet Supremo se tenía que reunir en abril para elegir todos los órganos del Estado, Presidium y Gobierno. La única sorpresa imaginable era que resultase elegido otro jefe del Estado; no ha sido así y ello confirma la institucionalización de una costumbre relativamente reciente: la fusión en una misma persona del máximo cargo del Estado y del partido. Recordemos que cuando Jruschov denunció, en el XX Congreso del PCUS, los males del estalinismo, uno de esos males era la concentración de todas las decisiones en manos del secretario general. Durante el período siguiente, el secretario general del partido, el jefe del Gobierno y el jefe del Estado, eran personas diferentes; lo que contribuía a presentar una imagen relativamente más liberal. Pero esa pluralidad duró poco; desde la etapa de Breznev, el secretario general fue elegido a la vez jefe del Estado. La misma práctica se ha instaurado en los otros países del Pacto de Varsovia, con dos excepciones significativas: Hungría, donde persiste la separación de la época de Jruschov, y Polonia, donde el general Jaruzelski es a la vez secretario general del partido y jefe del Gobierno.Todo el ritual en la puesta en marcha del nuevo Soviet Supremo se ha cumplido con los mismos gestos que en ocasiones anteriores: cada elección propuesta (y fueron muchas, presidencia, vicepresidencias, comisiones, Gobierno) ha obtenido la unanimidad de los 1.500 diputados del Soviet Supremo. ¿Votos en contra? Ninguno. ¿Abstenciones? Ninguna. No es fácil comprender cómo se logra ese vaciamiento total del contrasté inherente a la democracia, precisamente en una asamblea que, en teoría, es elegida por los ciudadanos para representarles. No se trata sólo del temor que suscita el Estado pobciaco; es más bien la realización colectiva y mecánica de un rito, en el que cada persona hace lo mismo que el de al lado; fruto de una larga experiencia de funcionamientos más o menos idénticos en todos los escalones del Estado. El Gobierno ha sido reelegido en su casi totalidad, con los cargos decisivos de presidente, Asuntos Exteriores y Defensa en manos de los mismos veteranos Tijónov, Gromiko y Ustinov, de más de 70 años. Se confirma pues que la elección de Chernenko para sustituir a Andropov significó sobre todo el triunfo de los conservadores, del inmovilismo de la burocracia; el aplazamiento de las innovaciones que el propio desarrolló objetivo de la sociedad soviética hace cada vez más inevitables..

El único aspecto relatívamente nuevo de la reunión del Soviet Supremo ha sido la evidente consolidación de los signos que convierten a Mijail Gorbachov, que con 53 años es el miembro más joven del Buró Político, en número dos de la alta jerarquía soviética; y por tanto en el mejor colocado para la sucesión de Chernenko. Dos hechos han sido muy elocuentes en ese orden: fue el encargado de presentar la candidatura de Chernenko a la presidencia del Presidium del Soviet Supremo; y ha sido elegido presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores del Soviet de la Unión, cargo que tiene connotaciones especiales porque ha sido ocupado durante mucho tiempo por Mijail Suslov, el gran maestro de la ideología soviética, y posteriormente por el propio Konstantín Chernenko. La carrera de Gorbachov se ha desarrollado principalmente en las ramas económicas; obtuvo sus primeros éxitos cuando logró superar situaciones muy graves en la agricultura. Posteriormente, ha controlado en gran medida el aparato organizativo del Comité Central; y ahora obtiene, además, un cargo que le permite actuar en el plano de las relaciones internacionales. Durante el período de la dirección de Andropov" Gorbachov se destacó por su insistencía en la necesidad de realizar innovaciones en el sistema productivo y admínistrativo, de promover a cuadros más jóvenes síguiendo criterios sobre todo de competencia y eficacia. Su figura provoca recelos en los sectores más conservadores de la burocracia y, por otro lado, esperanzas en los sectores más disgustados ante el anquilosamiento del sistema. Esa presencia, sin duda calculada, de Gorbachov al lado de Chernenko responde a una preocupación de equilibrio; a calmar eventuales impaciencias y a perfilar un futuro sin sorpresas, preparado desde ahora, pero no idéntico al presente.

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