Cartas al director

La represión de la droga y el paro

En relación con la creciente campaña que desde el propio Gobierno del Estado y desde los colectivos conservadores está promoviendo con éxito la mano dura frente al consumo de droga, dura o blanda, así como el endurecimiento de los criterios legales de aplicación de la libertad provisional a los presos preventivos, lo primero que se le ocurre a uno pensar es que la imaginación es un valor no ya escaso sino inexistente entre las clases dirigentes y bienpensantes.El panorama no puede ser más desalentador porque si no, ¿qué se puede pensar de una sociedad que no sólo no es capaz de d...

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En relación con la creciente campaña que desde el propio Gobierno del Estado y desde los colectivos conservadores está promoviendo con éxito la mano dura frente al consumo de droga, dura o blanda, así como el endurecimiento de los criterios legales de aplicación de la libertad provisional a los presos preventivos, lo primero que se le ocurre a uno pensar es que la imaginación es un valor no ya escaso sino inexistente entre las clases dirigentes y bienpensantes.El panorama no puede ser más desalentador porque si no, ¿qué se puede pensar de una sociedad que no sólo no es capaz de dar trabajo a sus miembros, sino que, además, los mete en la cárcel para que no la molesten?

Y que no se diga que hay muchos parados que no delinquen, porque los hay entrados en años, de elevado nivel cultural, religiosos, resignados y hasta masoquistas, cuando no viven del sueldo de un familiar.. Y esto no se puede generalizar. Lo que parece es que caminamos en sentido contrario a lo que la naturaleza y el ser humano están pidiendo a gritos, y es casi seguro que hace mucho que hemos superado el punto de no retorno.

Algunos pensamos que el paro se puede erradicar si se le hace frente con la misma energía que a la delincuencia o a la inseguridad ciudadana, por ejemplo. Aunque, además de eso, que es cuestión de voluntad, y, algunos dudamos que la tengan, hace falta la imaginación. Y eso, está muy claro que ni los de antes ni los de ahora lo tienen. Están secos, quemados, y se repiten unos a otros, generación tras generación. Necesitamos esa clase de gobernantes que sea capaz de ponerse en camino de inmediato a la búsqueda de la utopía, en la que algunos creemos como única solución realista. De lo contrario el día después es lo que nos merecemos, estamos sentenciados. Y entonces... ¿qué más nos dará si gobiernan éstos o los otros? /

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Abogado.

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