La esperanza guineana

Los dos últimos golpes de Estado que acaba de conocer África han demostrado que el Ejército puede desempeñar, según los países, un papel diferente. En Camerún se le ha visto dividirse, dejando el éxito o el fracaso al veredicto de las armas. El caso de Guinea es más original, pues en él los militares, a los que el presidente Seku Turé había atacado duramente, sobre todo en 1971, muestran unanimidad en su denuncia de la "dictadura difunta" y en la proclamación de intenciones que hasta el equipo más democrático y más "civil" podría hacer suyas. Aclamados (...) a los gritos. de "¡Viva el Ejército...

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Los dos últimos golpes de Estado que acaba de conocer África han demostrado que el Ejército puede desempeñar, según los países, un papel diferente. En Camerún se le ha visto dividirse, dejando el éxito o el fracaso al veredicto de las armas. El caso de Guinea es más original, pues en él los militares, a los que el presidente Seku Turé había atacado duramente, sobre todo en 1971, muestran unanimidad en su denuncia de la "dictadura difunta" y en la proclamación de intenciones que hasta el equipo más democrático y más "civil" podría hacer suyas. Aclamados (...) a los gritos. de "¡Viva el Ejército!", estos extraños pretorianos, que aseguran no haber "considerado en ningún momento la posibilidad de matar a nadie", que liberan a los detenidos y prometen a los antiguos dirigentes ciiviles procesos justos en los que sólo se juzgarán sus "errores económicos y administrativos", parecen, en suma, haberse formado en las filas de Amnistía Internacional.(...) El movimiento actual no parece limitarse, como fue por ejemplo el caso en Guinea Ecuatorial a raiz de la caída del sangriento Macías, al grito de alivio de un país liberado de su verdugo. Seku Turé, en medio de una paranoia sangrienta, había causado incontables víctimas. (...)

No obstante, al margen de sus obsesiones de complós y de la, visión del mundo que expresaba en el undécimo congreso de su partido, en noviembre de 1978, mediante el proverbio "En el país de las hienas, si no te vuelves una hiena acabas por ser devorado", Seku Turé había levantado, si bien involuntariamente, los decorados de una democratización. Mientras que sus brumosas disertaciones islamo-marxistizantes y su partido-Estado no conferían al régimen una adhesión popular ni una ideología convincente, el cambio operado en política exterior le abría el acceso a Occidente, hacia donde vuelven hoy la mirada oficiales formados en su mayoría en Moscú pero totalmente, de vuelta de alianzas dogmáticas.

(...) Hay rnuchos motivos para pensar que la explosión "liberal" y "democrática", tras 26 años de incoherencia y arbitrariedad, dé a los guineanos del interior y de la diáspora no pocas oportunidades para levantar a su país de las ruinas.

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10 de marzo

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