Cartas al director

Actitud sobre Madrid

Creo que es pública y notoria la desfavorable actitud de EL PAÍS hacia la Comunidad de Madrid; puesta de manifiesto en los últimos editoriales alusivos a la comunidad.Semanas atrás tuvo lugar en esta villa la celebración de unas jornadas culturales denominadas algo así como Pensar en Madrid, en las que, según creo, se trataba de establecer una serie de consideraciones, más o menos filosóficas, sobre esta ciudad, desde una perspectiva librepensante y plural.

EL PAÍS incluyó un editorial en el que venía a decir que con esa iniciativa se trataba de proporcionarle a Madrid unos princ...

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Creo que es pública y notoria la desfavorable actitud de EL PAÍS hacia la Comunidad de Madrid; puesta de manifiesto en los últimos editoriales alusivos a la comunidad.Semanas atrás tuvo lugar en esta villa la celebración de unas jornadas culturales denominadas algo así como Pensar en Madrid, en las que, según creo, se trataba de establecer una serie de consideraciones, más o menos filosóficas, sobre esta ciudad, desde una perspectiva librepensante y plural.

EL PAÍS incluyó un editorial en el que venía a decir que con esa iniciativa se trataba de proporcionarle a Madrid unos principios o unas bases de esencialidad de las que carecía, recriminándole la intentona al Gobierno de la Comunidad de Madrid.

El 5 de marzo apareció otro comentario, en la página editorial, éste bajo el titular La autonomía de un distrito 'federal', en el que figuraban afirmaciones tales como "se puede comprobar la discreción borrosa de la nueva e insólita institución", "la comunidad autónoma tiene que inventarse prácticamente unas funciones y disputar otras ya establecidas", etc.

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El día siguiente, se incluía una información cuyo intencionado titular era: El Gobierno regional gasta ocho millones en pegatinas, carteles y folletos sobre la autonomía, y en donde se instaba a un representante de la comunidad autónoma a que expusiera con todo lujo de detalles cuál había sido el destino de cada una de las pesetas que integraban la citada cantidad.

Por último, y ya que EL PAÍS ha cuestionado en diversas ocasiones la propia existencia de la comunidad autónoma de Madrid, quisiera recordar que su existencia es fruto del libre deseo expresado por los madrileños mediante las urnas, realidad ésta que debe ser entendida y aceptada de una forma serena y consecuente, pues de otro modo cabe la posibilidad de que se estén contradiciendo torpemente las bases en que se fundamenta el sistema democrático.

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