La crisis del Mercado Común

El Reino Unido flexibilizará su postura en la reunión de ministros de Asuntos Exteriores de la CEE

El Reino Unido acudirá hoy a la reunión extraordinaria de ministros de Asuntos Exteriores de la Comunidad Económica Europea con ánimo conciliador y esperanzas de lograr un acuerdo definitivo sobre su contribución al presupuesto comunitario. Fuentes diplomáticas británicas aseguran que las posiciones están muy cercanas y que el fracaso de la cumbre de Bruselas se debió más a un malentendido entre la primera ministra, Margaret Thatcher, y el canciller de la República Federal de Alemania, Helmut Kohl, que a una auténtica imposibilidad de conciliar posturas. El malentendido -afirman- puede ...

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El Reino Unido acudirá hoy a la reunión extraordinaria de ministros de Asuntos Exteriores de la Comunidad Económica Europea con ánimo conciliador y esperanzas de lograr un acuerdo definitivo sobre su contribución al presupuesto comunitario. Fuentes diplomáticas británicas aseguran que las posiciones están muy cercanas y que el fracaso de la cumbre de Bruselas se debió más a un malentendido entre la primera ministra, Margaret Thatcher, y el canciller de la República Federal de Alemania, Helmut Kohl, que a una auténtica imposibilidad de conciliar posturas. El malentendido -afirman- puede quedar disipado en conversaciones entre ministros, que conocen mejor el tema y corren menos riesgo político que los jefes de Gobierno.Todo el mundo reconoce que la reclamación británica es justa. Londres obtiene pocos beneficios de la política agrícola común (PAC) y paga mucho a la caja comunitaria, debido, entre otras cosas, a que importa muchos alimentos de países de la Commonwealth. Además, el Reino Unido es, por comparación con Francia o la RFA, un país pobre. La Comunidad no se negó, pues, a reducir la aportación británica, pero la discusión se planteó en dos frentes: cuánto había que devolver y qué sistema había que aplicar para evitar esa desproporción.

Thatcher ha insistido siempre en la necesidad de un arreglo permanente. Su hora llegó a finales de 1983, cuando resultó evidente que la CEE necesitaba más dinero para continuar con sus actuales políticas. En concreto, hacía falta aumentar el tanto por ciento del IVA que los países miembros pagan a la CEE, del

1% al 1,4%. Un acuerdo tan importante exige el consenso de todos y cada uno de los países. Thatcher esgrimió el veto mientras que no se respetaran sus reclamaciones.

Menor reducción

Resulta curioso que el problema británico parezca hoy más próximo a una solución que nunca, precisamente cuando ocupa la presidencia de la CEE un socialista francés. Sorprendentemente, Margaret Thatcher se entiende mejor con François Mitterrand que con su predecesor, el centrista Valéry Giscard d'Estaing, con quien mantuvo peleas casi épicas. Mitterrand ha dulcificado la postura francesa dentro de la CEE, pero ha conseguido también pacientemente que Margaret Thatcher redujera algunas de sus pretensiones iniciales.Según fuentes diplomáticas, Londres está dispuesto a aceptar una reducción menor que la que ha venido solicitando hasta ahora, a cambio de que sea permanente. Hace sólo un año, Thatcher afirmaba que no podía pagar más de 300 millones de libras anuales (la contribución teórica actual es de 1.200 millones). Hoy el ministro de Asuntos Exteriores puede aceptar una factura anual de 450 millones de libras. Además, Londres ya no amenaza con retener los pagos a la Comunidad mientras que no se le devuelva el cheque correspondiente a 1983, que fue congelado tras la cumbre de Bruselas. Margaret Thatcher no ha dicho públicamente que haya abandonado esa idea, pero sus asesores no ocultan que una represalia de este tipo podría dar origen a una revuelta en el seno del partido conservador. Thatcher parece ahora más interesada que nunca en lograr un rápido acuerdo, aunque suponga algunos millones menos, a fin de no tener que cumplir sus propias promesas.

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