Cartas al director

El suicidio de un estudiante

Elche, Alicante.

Somos un grupo de profesores de formación profesional que sentimos la necesidad de manifestar nuestro estupor, consternación y profunda tristeza ante la noticia y comentarios aparecidos en ese diario el día 7 de marzo pasado, la cual nos ha impresionado vivamente y nos mueve a las siguientes reflexiones:Habla el artículo de un joven estudiante de 15 años que cursaba segundo de BUP en un colegio religioso de alto prestigio (obtenido, sin duda, a base de deshacerse de sus alumnos de bajo rendimiento, según se desprende del mencionado artículo). Al parecer, este muchacho e...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Elche, Alicante.

Somos un grupo de profesores de formación profesional que sentimos la necesidad de manifestar nuestro estupor, consternación y profunda tristeza ante la noticia y comentarios aparecidos en ese diario el día 7 de marzo pasado, la cual nos ha impresionado vivamente y nos mueve a las siguientes reflexiones:Habla el artículo de un joven estudiante de 15 años que cursaba segundo de BUP en un colegio religioso de alto prestigio (obtenido, sin duda, a base de deshacerse de sus alumnos de bajo rendimiento, según se desprende del mencionado artículo). Al parecer, este muchacho estaba traumatizado por las malas calificaciones obtenidas, que le conducirían irremisiblemente, según las normas del centro, a ser expulsado del mismo o a pasarse a la formación profesional, posibilidad esta última que le producía tal desesperación que (siempre en versión textual del artículo) le llevó al suicidio.

No vamos a entrar aquí en la gravedad de tal afirmación, que los articulistas repiten hasta tres veces sin el menor recato y esperamos que sin mucho fundamento, aunque sería de esperar un poco mas de responsabilidad y respeto en el tratamiento de ciertas informaciones.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Queremos, finalmente, dar el pésame, asimismo, a una sociedad clasista hasta el escándalo, competitiva hasta la agresión y determinante hasta la locura, capaz de crear en la aturdida e ingenua cabeza de un adolescente (y, por desgracia, no sólo en cabezas ingenuas ni sólo en adolescentes) unos esquemas tan estúpidamente simplistas y excluyentes y publicarlo luego impúdicamente a los cuatro vientos como si de algo lógico y natural se tratara.

Es, realmente, una terrible noticia y nos sentimos terriblemente impotentes. /

Archivado En