El Vaticano tendrá que decidir si un hombre impotente puede casarse por la Iglesia católica

El Vaticano tendrá que decidir si un hombre impotente tiene derecho o no a casarse por la Iglesia católica romana. La embarazosa consulta ha sido remitida a Roma por el obispo de Nottingham, que ha negado por el momento el sacramento del matrimonio a un joven inválido, con el argumento de que "no puede consumar el matrimonio en la forma en la que la Iglesia considera esencial".El joven, Stephan Rigby, de 29 años, resultó paralizado de cintura para abajo a raíz de un accidente gimnástico. En el hospital conoció a Ilona Eradhum, de 31 años, y se enamoraron. Lo más curioso de todo el caso es ...

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El Vaticano tendrá que decidir si un hombre impotente tiene derecho o no a casarse por la Iglesia católica romana. La embarazosa consulta ha sido remitida a Roma por el obispo de Nottingham, que ha negado por el momento el sacramento del matrimonio a un joven inválido, con el argumento de que "no puede consumar el matrimonio en la forma en la que la Iglesia considera esencial".El joven, Stephan Rigby, de 29 años, resultó paralizado de cintura para abajo a raíz de un accidente gimnástico. En el hospital conoció a Ilona Eradhum, de 31 años, y se enamoraron. Lo más curioso de todo el caso es que Ilona está casada y es madre de dos hijos. La Iglesia católica la considera soltera y no pone impedimentos a su nueva boda, porque su anterior marido es musulmán y el matrimonio se realizó por él rito islámico. Los problemas llegaron cuando el sacerdote encargado de aprobar la documentación conoció al novio. El padre Edward Walker interrogó estrechamente a la prometida hasta llegar a la conclusión de que Rigby, recluido en una silla de ruedas, es impotente. "No me explico cómo un hombre que teóricamente jamás ha conocido a una mujer se atreve a hacer las preguntas que este sacerdote hace", explicó la indignada Ilona. "Resulta incomprensible que la Iglesia católica tenga una visión tan absurda y tan pobre de las relaciones entre seres humanos", añade Stephan. "Yo no puedo tener hijos, pero mantengo relaciones sexuales satisfactorias para mí y para mi novia. Parece que la Iglesia católica estima que la única forma de mantener relaciones sexuales es la penetración".

El cura afirma, por su parte, que la decisión fue difícil, pero que hizo lo que en conciencia debía hacer: "La Iglesia cree que hay varios elementos esenciales en el matrimonio y que uno de ellos es el aspecto físico". El obispo de la diócesis decidió consultar a la Congregación para la Defensa de la Fe (la antigua Santa Inquisición) antes de tomar una decisión definitiva. Si el Vaticano da la razón al sacerdote inglés podrían quedar desautorizadas las bodas católicas entre personas de edad avanzada que no demuestren ser capaces de consumar el matrimonio. Los protagonistas de esta historia no esperarán, sin embargo, a conocer el dictamen de Roma: han renunciado a la boda religiosa y contraerán matrimonio civil la próxima semana. "En el juzgado nadie nos ha preguntado nada ni nos ha tratado como a anormales".

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