Cartas al director

El cementerio de Albillos

Como hijo de Valentín Arlanzón, cuyo nombre se cita repetidamente en un reportaje que EL PAIS (del que soy empedernido lector) publicó recientemente con el título Un cementerio sin muertos, me creo con al menos el derecho moral de subrayar y puntualizar lo siguiente en nombre de mi padre:1. Para oponerse a la construcción de un nuevo cementerio no puede ser válido el argumento de que "en el viejo hay holgura todavía". Si ese cementerio está en el casco urbano, creo que son razones higiénicas, urbanísticas y estéticas las que deben primar, como así fue en este caso.

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Como hijo de Valentín Arlanzón, cuyo nombre se cita repetidamente en un reportaje que EL PAIS (del que soy empedernido lector) publicó recientemente con el título Un cementerio sin muertos, me creo con al menos el derecho moral de subrayar y puntualizar lo siguiente en nombre de mi padre:1. Para oponerse a la construcción de un nuevo cementerio no puede ser válido el argumento de que "en el viejo hay holgura todavía". Si ese cementerio está en el casco urbano, creo que son razones higiénicas, urbanísticas y estéticas las que deben primar, como así fue en este caso.

2. Tampoco puede servir de argumento la humedad hipotética del nuevo cementerio, ya que fue precisamente en el viejo donde ocurrió la macabra anécdota del "ataúd que dio la vuelta", que yo presencié y me impresionó. Queda claro, pues, que era necesario un nuevo cementerio.

3. La oposición al nuevo cementerio se manifestó una vez acabado éste, lo que no dice demasiado en favor de los verdadero móviles de los oponentes: está claro que no fueron otros que las envidias y odios personales y familiares, conclusión a la que el lector medianamente inteligente llegó, sin duda, a partir del reportaje.

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4. Cuando mi hermano Pailo habla en el reportaje de unos "puntos de alumbrado público mal colocados" está responsabilizando de ello a la anterior corporación, no a la que preside Fernando Ruiz.

5. Y por último, es necesario aclarar que diricilmente pudo mi padre presidir la compraventa y traslado del castillo-torre (como se afirma en el reportaje), sencillamente porque entonces él no era aún alcalde de Albillos, sino Ezequiel Hortigüela. /

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