Cartas al director

Los derechos de la mujer

Muchas veces, aquellas personas que luchamos porque los derechos de la mujer -igualdad laboral, legal, social, etcétera- sean respetados nos encontramos con organismos o con personas que, inconscientemente, con su actitud apoyan ese machismo tan arraigado en nuestra sociedad.Don Fernando Laría no es la excepción. En su carta (10 de noviembre) prácticamente perdona un hecho que al nombrarlo hace que me duela el corazón y que me revuelva el estómago: la violación o estupro de un padre hacia su hija.

Me asombra que usted señale que la niña no era débil mental, sino que tenía "una le...

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Muchas veces, aquellas personas que luchamos porque los derechos de la mujer -igualdad laboral, legal, social, etcétera- sean respetados nos encontramos con organismos o con personas que, inconscientemente, con su actitud apoyan ese machismo tan arraigado en nuestra sociedad.Don Fernando Laría no es la excepción. En su carta (10 de noviembre) prácticamente perdona un hecho que al nombrarlo hace que me duela el corazón y que me revuelva el estómago: la violación o estupro de un padre hacia su hija.

Me asombra que usted señale que la niña no era débil mental, sino que tenía "una leve debilidad intelectual". Me pregunto si esa matización hace que una mujer o niña entienda por qué ha sufrido -¿cómo lo llamaría usted?- "actitudes excesivamente cariñosas" de su padre.

¿Es que las mujeres normales nos encontramos mejor preparadas para sufrir esas humillaciones diarias de toqueteos no deseados (¿eso también es estupro?) en metros, autobuses y calles? Y que, a veces (tal vez un padre/violador frustrado), nos ataque para (como siempre) su disfrute de macho.

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Su matización sobre estupro y violación nos demuestra que los hombres hacen las leyes a su beneficio, y que al gobernar y mandar, siguen pensando que, en el fondo, Adán no era el malo y que fue Eva, con su mente perversa de mujer, quien le obligó a comer la manzana.

Al final, sólo darle las gracias a Rosa Montero, en este caso, y a Maruja Torres, en otros, porque, a pesar de que a muchos les duela, son muy buenas periodistas, por no decir las mejores. / .

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