Editorial:

La política de Defensa y la reforma militar

EL INSUFICIENTE seguimiento por la sociedad española de las grandes cuestiones relacionadas con la política exterior y de defensa ha sido, sin duda, una negativa característica de nuestra historia reciente. En sus declaraciones a Le Figaro, el Presidente González se ha lamentado también del escaso interés que prestan la opinión pública y los medios de comunicación españoles a "los problemas estratégicos que rigen el equilibrio del mundo", atribuyendo esa carencía a "una especie de provincianismo" que haría creer a nuestros compatriotas que esas cuestiones no les conciernen de manera fun...

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EL INSUFICIENTE seguimiento por la sociedad española de las grandes cuestiones relacionadas con la política exterior y de defensa ha sido, sin duda, una negativa característica de nuestra historia reciente. En sus declaraciones a Le Figaro, el Presidente González se ha lamentado también del escaso interés que prestan la opinión pública y los medios de comunicación españoles a "los problemas estratégicos que rigen el equilibrio del mundo", atribuyendo esa carencía a "una especie de provincianismo" que haría creer a nuestros compatriotas que esas cuestiones no les conciernen de manera fundamental- Según el Jefe del Gobierno, la tendencia a confundir las nociones de pacifismo y antimilitarismo se explica por razones históricas debidas "a un aislamiento prolongado y a cuarenta años de dictadura militar".Con independencia de que esas críticas sean más o menos acertadas, resulta evidente que los socialistas también contribuyeron, mientras permanecieron en la oposición, a cultivar esas concepciones de campanario y que, al llegar al Gobierno, tampoco han realizado demasiados esfuerzos para proporcionar a los ciudadanos la información y los análisis que permitirían a la opinión pública española sacudirse la indiferencia, renunciar a los planteamientos simplista s y conectar los problemas de la política exterior y de defensa con el resto de las cuestiones que forman nuestra vida pública. Ahora bien, el provincianismo lo mismo puede revestirse de mentalidad autárquica que adoptar la forma de un cosmopolitismo superficial. Los casinos de pueblo han abundado en geoestrategas y en depositarios de fórmulas mágicas para conseguir, la paz del mundo. De otro lado, el críptíco lenguaje con que los responsables de nuestra política exterior lanzan sus mensajes y las contradictorias posiciones adoptadas, dentro del Gobierno y de su partido, respecto al movimiento pacifista, la permanencia en la OTAN y la estrategia de defensa ayudan muy poco a que los ciudadanos españoles, y especialmente los militantes y votantes socialistas, rompan las fronteras del provincianismo y se interesen por esos grandes temas que el Presidente González echa de menos en la sociedad española.

Si la pólitica de defehsa y la política exterior son las dos caras de una misma moneda, la reforma de nuestras Fuerzas Armadas está profundamente ligada a las opciones internacionales de España. En este sentido, la comparecenciai el pasado viernes, de Narcís Serra ante la Comisión de Defensa del Congreso fue tal vez una nueva ocasión perdida para ilustrar a la ciudadanía. El ministro se limitó a exponer las prioridades y el calendario legislativo de su departamento y a detallar los criterios seguidos en la reforma de la Ley Orgánica de Criterios Básicos de la Defensa Militar y la Organización Militar. Los diputados -del partido del Gobierno y de la oposiciónmostraron un escaso entusiasmo para apremiar al ministro, a lo largo de una reunión que duró cerca de cuatro horas, con la petición de explicaciones sobre problemas de su departamento. La ausencia de curiosidad no afectó únicamente a cuestiones situadas sólo formalmente fuera delorden del día -el cese del teniente general Soteras, los los viajes de miembros de la JUJEM a Sudáfrica y Argentina, el incidente en la base de Rota con el senador Elósegui- sino también a los pormenores de la regulación del servicio militar y de la nueva figura del Jefe de Estado Mayor de la Defensa. A este respecto, no deja de resultar significativo que desde la anterior comparecencia del ministro de Defensa, fechada el 24 de febrero, la única pregunt a oral pendiente de respuesta se refiriese a una cuestión menor, relacionada con el Cuerpo de- Sanidad Auxiliar del Ejército del Aire. En ninguna otra área de responsabilidad parlamentaria se advierte mayor distanciarniento entre las preocupaciones de la opinión pública y el eco casi imperceptible que éstas alcanzan en la voz de los diputados.

Ante la Comisión del Congreso, Narcís Serra explicó que los ejes de la política del Gobierno, contenidos en el programa electoral del PSOE, estimulan un proceso de adaptación, sin brusquedades ni imposiciortes, de las Fuerzas Armadas a las necesidades de nuestra defensa, buscando con continuidad un avance equilibrado entre los diversos factores. El ministro insistió en que ese proceso de reforma debe ser asumido por todos sus agentes -entre los que se incluyen los milesde generales, jefes y oficiales que forman los cuadros profesionales de las Fuerzas Armadas- y subrayó la necesidad de objetivar los ascensos dentro de la carrera militar de acuerdo con los requerimientos del servicio.

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El pragmatismo y el coyanturalismo de los enfoques adoptados por el el ministro de Defensa pueden esgrimir en su favor poderosos argumentos, entre otros el sentido, común y la prudencia. Sin embargo, en ocasiones tal vez resultaran necesarias fórmulaciones doctrinales más clara.s. Así, una medida tan importante como el comienzo de la reforma militar difícilmente puede ser justificada con las hojas del calendario. Ante la pregunta que inquiría la razón del carácter de urgencia del proyecto de reforma, de la Ley Orgánica 6/1980, Narcís Serrra respondió que se trataba de hacer coincidir su promulgación con los nombramientos de quienes hayan de sustituir a dos de los miembros de la Junta de Jefes de Estado Mayor (JUJEM) -Alvaro Lacalle Lelotip y Emilio García Conde- cuyas edades reglamentarias para dejar el mando se cumplen el próximo mes de enero. El ministro eludió también cualquier explicaciórt concreta sobre la nueva distribución de regiones militares y capitanías generales, pese a las previsiones específicas establecidas hace años en el plan META de Modernización del Ejército de Tierra.

El texto del proyecto de Ley -o el redactado, para utilizar la expresión del ministro- clarifica y fortalece las capacidades del Presidente del Gobiemó y del ministro en todo lo relativo a la Defensa Nacional y las Fuerzas Armadas. El abierto elogio que merece esta reforma no debería quedar empañado por eventuales reticencias sobre la nueva figura del Jefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD). La sesión parlamentaria abordó sólo superficialmente otras cuestiones. El ministro anunció una Ley de Plantillas para antes de fin de año y la reforma de la enseñanza militar, una de las prioridades del programa electoral del PSOE, fue despachada con la referencia a una comisión de estudio cuya convocatoria indeterminada elude todo plazo.

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