Animales

Limpiar el acuario

El equilibrio de un pequeño recipiente no dura siempre

Antes o después, un acuario se ensucia. Los motivos son siempre muy diversos, pero, para no alargar demasiado este comentario, nos limitaremos a exponer un solo razonamiento: el acuario es un pequeño mundo, un universo creado artíficialmente, en el que el equilibrio no puede durar indefinidamente. Poco a poco, usted notará que la limpieza se hace más necesaria en espacios de tiempo cada vez más cortos. No aguarde a que se sature. Busque un tiempo libre, unas horas, y límpielo para renovar el agua.

Proceda con orden. Tenga a mano cuanto puede necesitar y desconecte el sistema de calentam...

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Antes o después, un acuario se ensucia. Los motivos son siempre muy diversos, pero, para no alargar demasiado este comentario, nos limitaremos a exponer un solo razonamiento: el acuario es un pequeño mundo, un universo creado artíficialmente, en el que el equilibrio no puede durar indefinidamente. Poco a poco, usted notará que la limpieza se hace más necesaria en espacios de tiempo cada vez más cortos. No aguarde a que se sature. Busque un tiempo libre, unas horas, y límpielo para renovar el agua.

Proceda con orden. Tenga a mano cuanto puede necesitar y desconecte el sistema de calentamiento. Antes puede haber sacado una parte del agua, que pondrá en un recipiente con la aireación necesaria.Con la malla, la salabra, saque los peces y traspáselos al agua que hemos preparado. No cree en ellos un estado innecesario de nerviosismo. Si hay algunos ejemplares que, de manera obstinada, se resisten, pueden ser dejados un rato más. Puede, mientras, sacar las piedras, las plantas, etcétera. Las piedras deben ser lavadas y cepilladas; después, aclaradas, y se dejarán en reserva. Las plantas vale más que las tire, porque será casi imposible que puedan adaptarse al nuevo cambio.

Ya no debe quedar en el acuario más que la arena y la gravilla.

Es conveniente entonces sacar los peces que pudieran habernos quedado de la primera saca. Luego se remueve bien el fondo y veremos que el agua se enturbia. Con una esponja que no raye se limpian los vidrios y se extrae parte del agua.

Se rellena con agua limpia hasta aproximadamente tres cuartas partes del contenido total del acuario. Se remueve un poco y se saca la mitad del agua que contiene el acuario. Se limpia entonces la cara interior de los cristales y se vacía casi por completo. El agua debe presentar ya casi el aspecto de limpia, aunque un poco turbia. No debemos insistir demasiadas veces hasta que el agua quede absolutamente transparente, ya que entonces quedaría totalmente empobrecida.

La arena se traslada a un rincón y se comienza la operación de montaje, como hicimos cuando instalamos en su momento el acuario.

Por supuesto, hay que contar con que el agua añadida contendrá esos productos químicos que suelen añadirse para potabilizarla. Hay que combatir la posibilidad con los adecuados tratamientos o dejando el líquido reposar al menos 24 horas antes de añadirlo al acuario.

Una vez todo en funcionamiento, durante algunas horas, ya se pueden llevar los peces. Un consejo útil es ponerlos al caer la tarde y dejarlos a oscuras en las horas siguientes.

No olvidar hacer las oportunas mediciones del PH ni las comprobaciones necesarias que aseguren el buen funcionamiento de los termostatos, calentadores y filtros.

Un acuario mediano puede, si no nos excedemos en el número de peces o en la administración de la comida, conservarse en perfectas condiciones durante un año, más o menos. Ni que decir hay que en el proceso de limpieza no deben emplearse jabones ni detergentes, porque partículas de los mismos pondrían en peligro la estabilidad del conjunto.

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