Tribuna:

Truculencias

Voy a contar una historia truculenta, la historia de una menor que ha sido violada por su padre. Gema, se llama ella, y para mayor miseria es débil mental. Cuando sucedió todo sólo tenía 15 años. La madre era asistenta. El padre estaba en paro: tenía todo el tiempo y la impunidad del mundo para abusar de Gema. Fue denunciado por su esposa el 9 de septiembre de 1981. Tardaron dos meses en procesarle (meses que el violador empleó en seguir violando) y, cuando lo hicieron, el amable juez le dejó en libertad sin fianza. El libérrimo padre aprovechó la coyuntura para continuar desgarran do a la muc...

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Voy a contar una historia truculenta, la historia de una menor que ha sido violada por su padre. Gema, se llama ella, y para mayor miseria es débil mental. Cuando sucedió todo sólo tenía 15 años. La madre era asistenta. El padre estaba en paro: tenía todo el tiempo y la impunidad del mundo para abusar de Gema. Fue denunciado por su esposa el 9 de septiembre de 1981. Tardaron dos meses en procesarle (meses que el violador empleó en seguir violando) y, cuando lo hicieron, el amable juez le dejó en libertad sin fianza. El libérrimo padre aprovechó la coyuntura para continuar desgarran do a la muchacha, esta vez por el ano, produciéndole lesiones por las que la chica tuvo que ser internada en la clínica 23 de Octubre. Además, maltrató a su mujer y la amenazó de muerte si proseguía en sus denuncias, de modo que las abogadas de la niña tuvieron que recurrir al ministerio fiscal, que ordenó al fin la detención del padre el 29 de enero de 1982. Por cierto, todos los interrogatorios se hicieron en la sala de oficiales. Allí, de lante de una muchedumbre que interrumpía el teclear a máquina y aplicaba la oreja, la niña fue obligada a describir cómo la desnudaba el padre, cómo y por dónde la follaba. Llegó el juicio oral: el padre admitió haber hecho el amor con Gema. Ella dijo que consintió Porque tenía miedo; el hermano de la niña (14 años) declaró que el padre les pegaba mucho, tanto a Gema como a él; la madre contó, en su inocencia, que la niña había quedado embarazada del padre y que la había llevado a Londres a abortar. La sentencia dictaminó estupro y no violación, como si la chica hubiera disfrutado; se hablaba del "marido de la madre" y no del padre, evitando la agravante del incesto; no se hacía mención alguna a los malos tratos denunciados, pero, eso sí, se recogía el delito de aborto cometido, "hecho del que conoce el Juzgado Central competente". Total: cuatro años de cárcel para el hombre. Las abogadas recurrieron al Tribunal Supremo, que acaba de fallar reconociendo la paternidad y, por tanto, el incesto, y aumentando la pena dos meses y un día, que es el mínimo. El juez que llevó el caso es Scampa, que ha sido ascendido a magistrado de la Audiencia. Dentro de poco, supongo, procesarán a la madre y a la niña. Por aborto.

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