Moscú busca culpables del bloqueo de sus buques mercantes en los hielos del Ártico

La URSS construirá una nueva generación de super rompehielos y acelerará la renovación de la flota mercante del Ártico como consecuencia de la apurada situación en la que se encuentran varias expediciones de cargueros atrapados por el hielo al norte de Siberia. El incidente puede provocar ceses entre los responsables de la navegación en el Ártico, según insinuaba esta semana el diario Pravda, órgano oficial del Partido Comunista de la URSS (PCUS)

Más de 35 buques soviéticos siguen atrapados por el hielo desde que el pasado mes de septiembre el invierno se presentara anticipadamente en e...

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La URSS construirá una nueva generación de super rompehielos y acelerará la renovación de la flota mercante del Ártico como consecuencia de la apurada situación en la que se encuentran varias expediciones de cargueros atrapados por el hielo al norte de Siberia. El incidente puede provocar ceses entre los responsables de la navegación en el Ártico, según insinuaba esta semana el diario Pravda, órgano oficial del Partido Comunista de la URSS (PCUS)

Más de 35 buques soviéticos siguen atrapados por el hielo desde que el pasado mes de septiembre el invierno se presentara anticipadamente en el mar de Chukotka, en el extremo norte de Siberia. De estos barcos, ocho están completamente bloqueados por el hielo, sin poder avanzar ni retroceder un solo metro; al menos un carguero ha quedado ya totalmente inutilizado y tres decenas más deberán de sufrir importantes reparaciones.Un error en los servicios meteorológicos -que afirmaron que el mar de Chukotka estaría abierto al menos hasta el 16 de octubre- atrapó en un principio a los más de 90 buques que, a finales de septiembre, navegaban por la zona. Los vientos cálidos del Sur no acudieron este año a su cita estival y los hielos han ido creciendo sin parar desde hace casi un mes. Los periódicos soviéticos -que están ofreciendo el suceso con un gusto insólito por el detalle- no hablan de víctimas y tampoco dicen si el problema afectará al abastecimiento de las poblaciones de esa región, que sólo tienen acceso marítimo y aéreo y se encuentran a unas 16 horas de vuelo de Moscú.

Al fin y al cabo, Chukotka sigue siendo, aún hoy, una región casi deshabitada, con una densidad demográfica de tan sólo una persona por cada 10 kilómetros cuadrados. Sólo una ciudad de mediana importancia -Norilsk, con más de 200.000 habitantes- se levanta hoy sobre esta región que perteneció a los chukchi, legendarios criadores de renos.

Once meses después de la muerte de Leónidas Breznev, su homónimo, un poderosísimo rompehielos nuclear, cumple el papel de estrella en unas tareas de rescate que resultan muy accidentadas: el tiempo empeora mientras que el rompehielos sólo puede avanzar a menos de dos kilómetros por hora entre el hielo, cuyo espesor oscila entre los dos y los tres metros. El Leónidas Breznev es bien conocido de los soviéticos, que aún recuerdan cómo logró alcanzar el Polo Norte en 1977. Hoy, junto con el rompehielos Lenin -que perdió ya una hélice de dos toneladas-, se reparte el protagonismo en una misión que comenzó como noticia curiosa y amenaza con convertirse en una historia dramática y con probables repercusiones políticas.

Durante la semana anterior trascendió en Moscú un hecho insólito: un repentino descenso de las temperaturas había inmovilizado entre el hielo a cuatro convoyes, que totalizaban medio centenar de buques, en las aguas del mar de Chukotka. Posteriormente se sabría que habrían sido cerca de 100 los barcos que fueron sorprendidos por los hielos a finales de septiembre.

Una rareza atmosférica

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En principio, la noticia fue presentada como una simple rareza atmosférica: era la primera vez en 100 o en 40 años -las fuentes no se han puesto de acuerdoque se formaban hielos tan rápidamente y en una época tan temprana. Los perjudicados por esta rareza atmosférica eran, en su mayoría, cargueros y buques-cisterna que llevaban bienes, víveres y combustible desde el noroeste de la URSS hacia las zonas más orientales del país o acudían a realizar travesías entre los puertos de Magadan, Kamchatka y Sajalin.El deseo de abrir una ruta marítima que permitiera el acceso a regiones remotas de Siberia es antiguo. En 1928 el rompehielos Siberiakov logró atravesar los mares del norte de Siberia, abriendo lo que sería la primera ruta entre los hielos de la región. Esa misma línea -que tiene más de 8.000 kilómetros- es la que estaba siendo recorrida por los cuatro convoyes detenidos por los precoces vientos polares.

En la actualidad, la ruta abierta por el Siberiakov sólo puede ser transitada durante cuatro o cinco meses, si bien las autoridades del Kremlin siguen empeñadas en facilitar el acceso a las perdidas regiones del Chukotka, haciendo posible la libre navegación durante todo el año: si los planes previstos se cumplen, este proyecto será realidad la próxima década.

"Las previsiones meteorológicas en esa región son casi imposibles, ya que el tiempo cambia en cuestión de minutos", se decía en las primeras informaciones oficiales difundidas cuando se comenzó a conocer el singular suceso. El jueves, sin embargo, el poderoso diario Pravda dedicaba ya casi por entero una de sus seis páginas a pedir responsabilidades por un accidente que va incrementando su gravedad.

En la era Breznev se habría culpado a la meteorología de todos los males, pero en plena era Andropov, emblemáticamente, se ha preferido culpar, entre otros, a los meteorólogos. Así, el jueves Pravda señalaba directamente los diversos responsables, lo que hace barruntar inmediatas crisis en varios departamentos. Los acusados por el principal diario soviético eran los servicios meteorológicos, que habrían cometido una serie de errores, así como las autoridades portuarias, la marina mercante e incluso los responsables de la minería siberiana, que, conociendo la posibilidad de que sucediera un fenómeno de este tipo, no hicieron lo necesario para evitarlo a tiempo.

Pravda se preguntaba también por qué había dejado de existir un órgano encargado de coordinar operaciones de salvamento en los mares de esa región. En apariencia, el Krenilin no está muy contento del modo en que se desarrollan las operaciones de rescate. Entretanto, el ciudadano moscovita no parece muy inquietado por los acontecimientos que se producen en tan lejanos mares, pese a la generosidad informativa con que son tratados por los medios de comunicación.

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