ÁRAGÓN

Los jóvenes recibirán del Estado créditos y tierras para recuperar pueblos abandonados

El Estado concederá préstamos a aquellos jóvenes que deseen instalarse en pueblos aragoneses abandonados y les cederá las tierras abandonadas para que las cultiven o instalen industrias agroalimentarias, según la iniciativa promovida por las Juventudes Socialistas de Aragón, que en estos momentos es estudiada por los ministerios de Agricultura, Pesca y Alimentación y el Administración Territorial.

Este plan, cuya aprobación por el Gobierno central se da por descontado en las Juventudes Socialistas aragonesas, tiene como objetivos, no sólo recuperar municipios abandonados, sino gener...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

El Estado concederá préstamos a aquellos jóvenes que deseen instalarse en pueblos aragoneses abandonados y les cederá las tierras abandonadas para que las cultiven o instalen industrias agroalimentarias, según la iniciativa promovida por las Juventudes Socialistas de Aragón, que en estos momentos es estudiada por los ministerios de Agricultura, Pesca y Alimentación y el Administración Territorial.

Este plan, cuya aprobación por el Gobierno central se da por descontado en las Juventudes Socialistas aragonesas, tiene como objetivos, no sólo recuperar municipios abandonados, sino generar puestos de trabajo que palien el desempleo juvenil regional.

De la lista de pueblos abandonados -Aragón es, según las Juventudes Socialistas, la región que mayor índice tiene- se elegirá uno que servirá de experiencia piloto, y en el que las primeras labores pueden iniciarse ya en el mes de diciembre: arreglar las viviendas y los campos, sembrar después del verano para recoger la primera cosecha en 1985.

El proyecto es ambicioso y trata no sólo se recuperar pueblos abandonados (las Juventudes Socialistas calculan que en una década se podrían recuperar varios cientos de ellos) o reducir el paro juvenil, sino que conlleva un nuevo sistema económico y social. Las tierras se aprovecharán al mismo tiempo que se desarrollen industrias agroalimentarias. El proyecto pretende, asimismo, desarrollar energías alternativas naturales: de viento, solares o bioenergéticas. Las comunidades serán de un mínimo de 25 o 30 personas. Todas ellas serán arrendatarias de la tierra en las mismas condiciones y realizarán un trabajo en régimen cooperativo. Se trata no sólo de buscar simplemente la aventura, sino de alcanzar un nivel de vida digno y demostrar que es posible recuperar esos pueblos.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En