Cartas al director

Música para mayores

Cinco días y sus cinco noches estuvimos esperando para enterarnos de que la enseñanza no es libre en este país.A las puertas del Conservatorio de Música de Madrid, medio centenar de jóvenes en la noche. Sólo dos guitarras nos quitan el frío. La gente que pasa nos mira con curiosidad: ¿Serán PNN? ¿Serán huelguistas? Alguna persona incluso se para y se interesa. No señor, no es ninguna sentada, somos aspirantes a un derecho constitucional llamado enseñanza.

¡25 ridículas, insuficientes y penosas plazas de ingreso al conservatorio, para todos los millones de madrileños mayores de 25 años!...

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Cinco días y sus cinco noches estuvimos esperando para enterarnos de que la enseñanza no es libre en este país.A las puertas del Conservatorio de Música de Madrid, medio centenar de jóvenes en la noche. Sólo dos guitarras nos quitan el frío. La gente que pasa nos mira con curiosidad: ¿Serán PNN? ¿Serán huelguistas? Alguna persona incluso se para y se interesa. No señor, no es ninguna sentada, somos aspirantes a un derecho constitucional llamado enseñanza.

¡25 ridículas, insuficientes y penosas plazas de ingreso al conservatorio, para todos los millones de madrileños mayores de 25 años!

Hombres y mujeres con trabajo o en paro, padres de familia, alguna persona minusválida... para quienes la música representa mucho. No tuvimos oportunidades antes y no nos han dolido prendas los sacrificios pasados en la cola. Eso sí, si usted tiene más de 30 años no tiene derecho a estudiar música. Ni siquiera tiene opción. No se moleste en venir a dormir a la calle. Para usted la ventanilla se ha cerrado para siempre.

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Sólo nos queda buscar un profesor particular, de aquellos que el ministerio correspondiente no parece dispuesto a contralar, y que muy pocos pueden pagar.

El cierre de la ventanilla supuso para nosotros el comienzo de una peregrinación, que empezó con el subsecretario del conservatorio y se trasladó al Ministerio de Educación, sito en Alcalá, 34, y posteriormente a otra sede del ministerio sita en la calle de Cartagena. ¿Es mucho pedir? ¡Queremos entrar! /

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