El holandés Peter Hans Kolvenbach fue elegido ayer en Roma nuevo propósito general de los jesuitas

Peter Hans Kolvenbach, jesuita holandés de 54 años, fue elegido ayer nuevo prepósito general de la Compañía de Jesús y 29º sucesor de san Ignacio de Loyola, fundador de la orden en 1541. Kolvenbach, un profesor de lingüística que habla nueve idiomas, es considerado como un seguro continuador de la línea del dimisionario y anterior superior, el español Pedro Arrupe. El Papa señaló que estaba contento por que se hubiera producido la elección, pero que no conocía personalmente al nuevo propósito.

Después de Juan Roothaan, que ejerció el cargo en el siglo XIX, es la segunda vez que un holan...

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Peter Hans Kolvenbach, jesuita holandés de 54 años, fue elegido ayer nuevo prepósito general de la Compañía de Jesús y 29º sucesor de san Ignacio de Loyola, fundador de la orden en 1541. Kolvenbach, un profesor de lingüística que habla nueve idiomas, es considerado como un seguro continuador de la línea del dimisionario y anterior superior, el español Pedro Arrupe. El Papa señaló que estaba contento por que se hubiera producido la elección, pero que no conocía personalmente al nuevo propósito.

M

T., Madrid

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Después de Juan Roothaan, que ejerció el cargo en el siglo XIX, es la segunda vez que un holandés accede al generalato jesuita. Las votaciones para la elección del nuevo prepósito, según las informaciones procedentes de Roma, comenzaron ayer a las nueve de la mañana (hora local), con la asistencia de 211 electores de los 220 que asisten al capítulo de la orden.Una hora y veinte minutos después, y por mayoría absoluta, aunque nunca se harán públicos los votos que obtuvo, Kolvenbach resultaba elegido en contra de los pronósticos que apuntaban a otros jesuitas, como el norteamericano Vincent O'Keefe o los italianos Pittau y Dezza, este último actual delegado pontificio en la ompañía.

El nuevo prepósito general cumplía ayer 35 años como miembro de la compañía y es sacerdote desde 1961, año en que fue ordenado en Beirut, viceprovincia jesuita de Oriente Medio que rigió como superior provincial y que abarca Turquía, Siria, Israel y Egipto.

Kolvenbach, el último papa negro, habla árabe, armenio, ingles, alemán, francés, ruso, holandés, italiano, georgiano y español, y su físico, barba y cabello canoso, le asemejan a los popes ortodoxos, con los que ha mantenido una estrecha relación, más allá de las conversaciones oficiales.

"Nunca se sabe exactamente lo que quiere, ni siquiera lo que piensa", ha señalado uno de los amigos de Kolvenbach. De su etapa que ahora finaliza, al frente del Instituto Pontificio de Oriente, ha destacado su eficacia como organizador y administrador.

Su carácter abierto y afable y su experiencia viajera y de diálogo con otras confesiones, en especial la ortodoxa y la musulmana, hacen de él un seguro continuador de la línea que la congregación venía siguiendo bajo el generalato del vasco Pedro Arrupe. Se confirman así las tesis continuistas de las que es partidario un amplio sector de los 26.000jesuitas que se reparten por más de 100 países, sector que, como ya anunció poco antes de partir para Roma el provincial de España, Ignacio Iglesias, había expresado su deseo de no apoyar una involución en la compañía.

Las paredes del aula de las congregaciones generales, construida para este fin en 1930 por el 262 general jesuita, Wladimiro Ledochowski, retumbaron con los aplausos de los 211 electores cuando el anciano y enfermo Pedro Arrupe se dirigió con paso inseguro hacia su sucesor y le dio un emocionado abrazo.

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