Tele-Norte dejó de ser en Bilbao una 'cajita de zapatos', pero se le está sometiendo a una 'muerte dulce'

La cajita de zapatos: así llamaban los trabajadores del centro regional de TVE en Bilbao al diminuto estudio, de apenas 18 metros cuadrados, que constituía el corazón de las instalaciones inauguradas por el entonces ministro de Información, Alfredo Sánchez Bella, en mayo de 1971. Muchas cosas han cambiado desde esa época, al menos en el aspecto de los medios materiales y, en las nuevas instalaciones de 3.000 metros cuadrados, los locutores no tienen ya que utilizar, a modo de cojines suplementarios, los tomos encuadernados de El correo español, que servían en la vieja ...

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La cajita de zapatos: así llamaban los trabajadores del centro regional de TVE en Bilbao al diminuto estudio, de apenas 18 metros cuadrados, que constituía el corazón de las instalaciones inauguradas por el entonces ministro de Información, Alfredo Sánchez Bella, en mayo de 1971. Muchas cosas han cambiado desde esa época, al menos en el aspecto de los medios materiales y, en las nuevas instalaciones de 3.000 metros cuadrados, los locutores no tienen ya que utilizar, a modo de cojines suplementarios, los tomos encuadernados de El correo español, que servían en la vieja cajita de zapatos para que sus bustos aparecieran a la altura adecuada tras la mesa del locutorio. Tampoco es ya inevitable que los trabajadores del centro sufran el bochorno de tener que conducir a los invitados al retrete de la casa, único lugar disponible durante años para maquillar a las personas que iban a ser entrevistadas.Pero la mejora de las instalaciones, que ha convertido en agua pasada tales excesos chuscos, no se ha traducido, sin embargo, por el momento, en un cambio sensible de las perspectivas del centro: "a Tele-Norte (así se llama el programa regional), se le está dejando morir de muerte dulce", afirma un representante sindical para expresar gráficamente la sensación de desánimo reinante en la plantilla.

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Síntoma de subdesarrollo

Que 12 años después de su inauguracion, la oferta del centro se limite a una hora diaria de programación -de lunes de viernes- para una audiencia potencial superior a los dos millones y medio de personas, no deja de ser un síntoma de subdesarrollo.Un informativo, con las lógicas limitaciones que en el plano de la actualidad conlleva la existencia de un único espacio diario de noticias, ocupa la primera mitad de la emisión regional, que orienta los restantes 30 minutos hacia los campos de la cultura, el deporte, entrevistas y tiempo libre.

Aunque a lo largo de su historia la programación de Tele-Norte ha incluido espacios y realizaciones de calidad, profesionales del centro consultados opinan que, en estos momentos, "el nivel medio de las emisiones sería incapaz de resistir un mínimo control de calidad". Estas mismas fuentes destacan, asimismo, el convencionalismo de la línea informativa.

Aun teniendo en cuenta las deficiencias respecto al personal, racionalización de los equipos y dotación de las corresponsalías de San Sebastián y Vitoria, el problema fundamental de la emisora de televisión de Bilbao no es ya tanto de orden material sino el de la falta de criterios claros respecto al futuro y objetivos del centro que, una vez desprendidos de su cobertura los, territorios de Santander, Burgos y Navarra, dirige sus emisiones a la población de La Rioja y el País Vasco.

Tras la incorporación de La Rioja al circuito de centros regionales, prevista para el año actual, el ámbito de información del centro de Bilbao se remitirá, exclusivamente, a la comunidad autónoma vasca, sin que, hasta el momento, los cambios operados tanto en la estructura televisiva como en el ámbito sociopolítico hayan introducido un replanteamiento de la función y objetivos del centro emisor.

Competencia autonómica

"La situación resulta más grave si se tiene en cuenta la existencia, desde hace ocho meses, de los programas experimentales de la televisión, vasca, que están dejando en evidencia a nuestros espacios", opinan los profesionales de la casa. Las emisiones de la televisión vasca (ETB), dependiente del Gobierno autónomo, superan en tiempo de visionado, imágenes en directo y celeridad en la transmisión de los acontecimientos, a las ofrecidas por el circuito regional de TV dentro del mismo ámbito de audiencia.La existencia de ese canal autónomo no se ha traducido tampoco en cambio alguno en la orientación del centro de Bilbao. La competencia, en este caso, no ha articulado ningún reflejo de superación, a diferencia de lo ocurrido en otros medios, por ejemplo la radio.

"La inercia es aquí ley", afirma un representante del personal consultado por EL PAIS, quien añade que "después de 12 años de emisiones dedicadas, prácticamente, al informativo regional, todavía no existe un responsable específico de esa área".

"La única exigencia planteada en el centro es el cumplimiento del minutaje asignado a la emisión regional y el suministro de información al programa nacional", coinciden en señalar los profesionales del medio. El hecho de que esta información, enviada desde Bilbao, salga habitualmente todos los días en los telediarios, revela por sí mismo la importancia del área de cobertura del centro, especialmente en el País Vasco, como foco permanente de noticias y acontecimientos de actualidad.

Supresión de la calidad

En estas circunstancias se ha producido la supresión de programas de notable calidad y nivel de aceptación, sin que se hayan dado razones para su desaparición de pantalla. Así ocurrió con Euskalherría, el primer espacio televisivo emitido en euskera en 1976-1978, acogido con éxito entre el público infantil, al que se dirigía, fundamentalmente. En la actualidad, la lengua vasca sólo se utiliza esporádicamente en alguna de las entrevistas incluidas en la programación del lunes, que se les hace escuchar a los riojanos sin traduccion alguna. Más recientemente, volvió a desaparecer el espacio La vida entera, un reportaje semanal, elogiado por la crítica local y directivos de la casa, y el único programa, al margen de los informativos, realizado en su totalidad por un equipo de plantilla.El director del centro en los últimos seis años, Francisco Echeverría, asegura por su parte que "existe buena voluntad pero falta de medios". En su opinión, "Bilbao tiene que ser el primero de los centros regionales de TVE a la hora de plantear una relación racional con las nuevas televisiones autónomas".

Por el momento, las esperanzas iniciales en una cierta revitalización de la programación regional, impulsada desde la Administración socialista, ha venido diluyéndose en el océano de la desilusión. El hecho de que trascendiera públicamente el télex que el delegado del Gobierno en el País Vasco, Ramón Jáuregui, envió al director general del Ente Público, José María Calviño, sugiriéndole el nombre del nuevo director del centro de Bilbao, ha tenido el efecto de paralizar cualquier iniciativa.

La ineficacia del centro de Bilbao tuvo ocasión de ponerse de manifiesto, no ya sólo en relación a los, informativos locales, sino, incluso, como suministrador de los informativos de las cadenas nacionales, con ocasión de las reciente inundaciones vividas en Euskadi. Más de 30 horas transcurrieron antes de que TVE emitiera las primeras imágenes de la catástrofe, pese a que, desde las primeras horas del viernes, 26 de agosto, los equipos técnicos del centro habían comenzado a rodar las escenas del río Nervión a punto de desbordarse.

El problema no es de falta de profesionalidad de los trabajadores sino, ante todo, la precariedad de la infraestructura del centro y la falta de iniciativa, o de capacidad de decisión autónoma, para hacer frente a la disminución de medios ocasionada por la emergencia (falta de luz, teléfono, etcétera).

Hasta el lunes al mediodía, casi 72 horas después de las últimas imágenes emitidas, el, centro no pudo ofrecer a los televidentes vascos información acerca de la situación que padecían.

Esa falta de iniciativa quedó reflejada en el hecho de que los redactores que se hallaban cubriendo los acontecimientos no lograron conectar con el director del centro hasta el domingo. Por lo demás, la cobertura periodística de la catástrofe estuvo, durante 30 horas, a cargo, únicamente, de una redactora, asistida por un colaborador eventual. Sólo a última hora de la tarde del sábado se incorporó al equipo el responsable interino del área informativa del centro. Las crónicas y noticias elaboradas a lo largo del día no pudieron ser emitidas, por falta de fluido eléctrico, a excepción de una corta comunicación realizada desde el único teléfono en funcionamiento en las últimas horas de ese día.

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