Críticas de Moscú al Vaticano por su actitud en la crisis polaca

Habitualmente cautos en sus referencias al Vaticano, los medios de comunicación soviéticos han emitido durante el pasado fin de semana dos críticas abiertas a la Iglesia católica que muestran, a juicio de observadores occidentales, cómo el Kremlin aún no las tiene todas consigo respecto al proceso normalizador polaco.El sábado, en uno de los programas informativos más populares de la televisión soviética (Estudio Nueve), el jefe del Departamento de Relaciones Exteriores del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), Leonid Zamiatin, acusé a parte del clero polaco de "re...

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Habitualmente cautos en sus referencias al Vaticano, los medios de comunicación soviéticos han emitido durante el pasado fin de semana dos críticas abiertas a la Iglesia católica que muestran, a juicio de observadores occidentales, cómo el Kremlin aún no las tiene todas consigo respecto al proceso normalizador polaco.El sábado, en uno de los programas informativos más populares de la televisión soviética (Estudio Nueve), el jefe del Departamento de Relaciones Exteriores del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), Leonid Zamiatin, acusé a parte del clero polaco de "respaldar a las fuerzas contrarrevolucionarias" en los "acontecimientos de agosto de 1980". Así es cómo en la URSS se llama eufemísticamente a la serie de huelgas que preludiaron el nacimiento del sindicato independiente polaco Solidaridad.

Las palabras de Zamiatin -quien dijo acabar de regresar de un viaje por Polonia- se produjeron pocas horas después de que la agencia oficial Tass, haciéndose eco de la Prensa italiana, acusara al Vaticano de "intensificar su línea de confrontación ideológica con los paises socialistas".

La agencia Tass se refería a las manifestaciones realizadas por el papa Juan Pablo II durante su reciente viaje a Lourdes, en las que defendió la libertad de cultos y atacó con términos inusualmente duros las persecuciones religiosas, aludiendo de forma indirecta a los Estados del este de Europa.

A pesar de que son muy poco frecuentes las tomas de postura anticlericales de la Prensa soviética, Moscú no ha ocultado sus reticencias respecto a Juan Pablo II. Fue precisamente a finales de la pasada primavera -en vísperas de su última visita a Polonia- cuando algunos medios de comunicación de la URSS comenzaron a inquietarse por la situación en este país, de un modo que no tenía precedentes en muchos meses.

A juicio de observadores occidentales, aquel viaje del Papa no contaba con el pleno respaldo de la URSS.

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