Cartas al director

Aborto, Dios y España

Soy un pescador. Pienso y discurro que la naturaleza fue creada por Dios: Ser Supremo y sobrenatural. Dios crea lo humano y lo no humano. Y en sus justos diez mandamientos hay uno, el quinto, que dice: no matar. Por eso el que mata o permite que se mate incumple ese mandamiento y conculca tal precepto divino: comete un pecado capital.Por eso dejo sentado el criterio de que el crearse una nueva, ley para asesinar a los seres humanos -que ya le son, aunque se hallen en el claustro materno- se interrumpe la vida que nadie tiene derecho a truncar, porque desde su concepción ya tiene asignad...

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Soy un pescador. Pienso y discurro que la naturaleza fue creada por Dios: Ser Supremo y sobrenatural. Dios crea lo humano y lo no humano. Y en sus justos diez mandamientos hay uno, el quinto, que dice: no matar. Por eso el que mata o permite que se mate incumple ese mandamiento y conculca tal precepto divino: comete un pecado capital.Por eso dejo sentado el criterio de que el crearse una nueva, ley para asesinar a los seres humanos -que ya le son, aunque se hallen en el claustro materno- se interrumpe la vida que nadie tiene derecho a truncar, porque desde su concepción ya tiene asignada una misión en el mundo del Creador. Por lo cual insisto de que se debe cumplir el quinto mandamiento de la ley de Dios (y Dios y España deberán estar siempre entrañablemente unidos).

Me estoy refiriendo a los que pretenden gobernar el mundo y a sus habitantes (o posibles seres humanos), y en este caso concreto,

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Aborto, Dios y España

Viene de la página 13a España. A los españoles, que se hallan ya tan pervertidos que están violando los altísimos dictámenes del Señor Dios nuestro: quien castiga sin piedra ni palo.

Los médicos todavía (no todos) no comprenden lo sobrenatural. Porque la criatura humana y no humana, desde que se engendra ya está tomando savia, como la savia que tienen las plantas desde que su simiente brota en el seno de la madre tierra. Los árboles, por ejemplo, no hablan, pero sí dan a conocer, cuando les cortan sus raíces, pues muy pronto empiezan a palidecer hasta que llegan a secarse: a morir.

Así es que te digo a ti, lector amigo, semejante humano, que desde su engendro ya existe un principio de vida que se va alimentando de su madre receptora: como si fuera la madre tierra para todas las plantas.

Las mujeres son tan fogosas que desean el amor libre, y comoquiera que éste todavía no ha llegado pretenden practicar el aborto: por si acaso sus hijos nacieran de color amarillo, negros o blancos (excusas pecaminosas). Sólo las mujeres que padecen de fuego uterino apoyan esa despenalización del aborto. ¿Qué hacer si no con el fruto de ese su animal placer?

La mujer que el día 17 de mayo, martes, se pronunció a favor del aborto en Su turno, con voz hombruna, roncolla y que no dio su nombre, debiera ser encarcelada por haber hecho públicamente una incitación a favor del crimen legalizado, pero nunca legitimado. Fue horripilante, espeluznante, oírla decir que "las mujeres son dueñas de hacer con su cuerpo lo que les da la gana". ¿Si esta mujer es casada, qué pensará su marido de ella y los que conozcan a su señor esposo? /

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