Consejo a don Marcelo
Ante los frecuentes y repetidos excesos de trasnochado catolicismo del intolerante y dogmático don Marcelo, creo necesario hacer saber a tan irritable cardenal que en este mundo cada uno es hijo de sus obras, de sus propios actos. Sí, don Marcelo, no lo olvide: en esta vida son nuestras propias acciones las que unas veces nos ensalzan y otras nos deprimen, en ocasiones nos cubren de gloria y en otras nos salpican de lodo.Don Marcelo, si llega a leer estas líneas le ruego medite y reflexione, detenida y serenamente, sólo unos minutos, sobre el veto que ha puesto al ministro de Justicia del Gobi...
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Ante los frecuentes y repetidos excesos de trasnochado catolicismo del intolerante y dogmático don Marcelo, creo necesario hacer saber a tan irritable cardenal que en este mundo cada uno es hijo de sus obras, de sus propios actos. Sí, don Marcelo, no lo olvide: en esta vida son nuestras propias acciones las que unas veces nos ensalzan y otras nos deprimen, en ocasiones nos cubren de gloria y en otras nos salpican de lodo.Don Marcelo, si llega a leer estas líneas le ruego medite y reflexione, detenida y serenamente, sólo unos minutos, sobre el veto que ha puesto al ministro de Justicia del Gobierno español (acción, por otra parte, impropia del momento y de la ocasión), que deseaba asistir a la procesión del Corpus en Toledo, y en seguida verá y se dará cuenta de que su impedimento y traba a la referida autoridad civil para asistir al tradicional desfile procesional forma parte y pertenece a ese grupo de acciones que deprimen, denigran y manchan, y no al de las que limpian, glorifican y enaltecen, más propias de su eminencia. /