Retraso de la formación de Gobierno en Portugal por la lentitud de las conversaciones PS-PSD

Las negociaciones entre socialistas y socialdemócratas portugueses para la formación del futuro Gobierno progresan lentamente y no parece probable su conclusión antes de finales de mayo o principios de junio.El presidente Eanes, que solicitó del secretario general del partido socialista informaciones sobre el ritmo de las conversaciones, considera la fecha de la fiesta nacional del 10 de junio como último plazo para resolver la crisis y estaría dispuesto a encargar formalmente a Mario Soares la formación del Gobierno, después del inicio del proceso de convocatoria del nuevo Parlamento.

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Las negociaciones entre socialistas y socialdemócratas portugueses para la formación del futuro Gobierno progresan lentamente y no parece probable su conclusión antes de finales de mayo o principios de junio.El presidente Eanes, que solicitó del secretario general del partido socialista informaciones sobre el ritmo de las conversaciones, considera la fecha de la fiesta nacional del 10 de junio como último plazo para resolver la crisis y estaría dispuesto a encargar formalmente a Mario Soares la formación del Gobierno, después del inicio del proceso de convocatoria del nuevo Parlamento.

Después de una primera fase de contactos entre Mario Soares y Carlos Mota Pinto, líder socialdemócrata, los dos partidos han iniciado una serie de reuniones colectivas, entre cuatro representantes de cada una de las formaciones y sin la presencia de los dirigentes máximos.

Optimismo oficial

El optimismo oficial y el riguroso silencio sobre de las negociaciones son las características comunes de las declaraciones a la entrada y a la salida de cada reunión. Todos argumentan que el asunto es demasiado serio para ceder a las prisas y demasiado complejo para comprometer la buena marcha del negocio con palabras imprudentes.

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La única cosa cierta es que las negociaciones están revelándose más difíciles de lo que se pensaba en un primer momento, frente al deseo socialista de firmar cuanto antes el acuerdo de gobierno.

La presencia de Mota Pinto en el Gobierno presidido por Soares y la celebración de un contrato de legislatura hasta 1987 son las exigencias socialistas que encuentran mayores resistencias entre los socialdemócratas. A su vez, los negociadores del PSD insisten sobre la necesidad de profundas reformas estructurales del modelo económico, por vía constitucional o legal, que los socialistas no quieren consentir en el inmediato futuro.

Soares volvió a afirmar públicamente que, si fracasan las negociaciones, la única alternativa será la celebración de nuevas elecciones en el plazo constitucionalmente posible (el Parlamento no puede ser disuelto en los seis primeros meses después de su elección).

Para reunirse con los nuevos diputados socialistas, Mario Soares aplazó ayer su partida para París, donde debía participar en la reunión de los protagonistas del cambio y entrevistarse con el presidente Mitterrand.

Entre tanto, se acentúa en Lisboa el sentimiento de poder vacante. Dimisionario desde diciembre, Pinto Balsemáo ha declarado que consideraba el plazo de un mes después de las elecciones del 25 de abril como el último límite para el desempeño de sus funciones de presidente del Gobierno, y a 10 días del término de este plazo se dedica a una serie de viajes semiprivados al extranjero: después de participar en una reunión del Grupo de Bidelberg, en Canadá, y de visitar las Naciones Unidas para almorzar, a título privado, con Pérez de Cuéllar, asiste a la reunión anual del IPI (Instituto Internacional de Prensa) como propietario y ex director del semanario Expreso.

El cambio de alianza iniciado por el PSD está provocando problemas a nivel de los ayuntamientos. Buena parte de los alcaldes y municipios, sobre todo al norte del Tajo, han sido elegidos, en diciembre último, por la coalición de Alianza Democrática. La perspectiva de una coalición entre socialistas y socialdemócratas a nivel del Gobierno central plantea una extraña inversión de la correlación de fuerzas en los ayuntamientos, no prevista por los electores.

Cuando el alcalde elegido es socialdemócrata, la nueva situación no plantea problemas insuperables, a condición, sin embargo, que el PS sea la segunda fuerza local. Si el alcalde es democristiano, su situación puede, a corto plazo, volverse inaguantable, sobre todo si se trata de la capital: Nuno Kruz Abecassis, del CDS, está en dificultades en el Ayuntamiento de Lisboa, y el indepediente (próximo del PSD) alcalde de Oporto no está lejos de pensar que democristianos y comunistas quieren hacerle pagar el precio de los problemas de su colega de Lisboa.

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