La necesidad de la derecha

Empieza a desaparecer la euforia poselectoral en las formaciones políticas. El PSOE, partido gobernante, ha sido refrendado, pero con algún correctivo parcial, y Alianza Popular, volcada en las municipales, no despega. Alguien dijo anoche que no existe el techo de Fraga, porque a Fraga se le cayó el techo encima en las elecciones de 1977. Existe, sin embargo, el techo del PSOE, al que difícilmente volverán a votar más de 10 millones de españoles. A no ser que sigan fracasando las operaciones encaminadas a crear una derecha como es debido.Esa derecha, llámese centro reformista de Roca i Junyent...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Empieza a desaparecer la euforia poselectoral en las formaciones políticas. El PSOE, partido gobernante, ha sido refrendado, pero con algún correctivo parcial, y Alianza Popular, volcada en las municipales, no despega. Alguien dijo anoche que no existe el techo de Fraga, porque a Fraga se le cayó el techo encima en las elecciones de 1977. Existe, sin embargo, el techo del PSOE, al que difícilmente volverán a votar más de 10 millones de españoles. A no ser que sigan fracasando las operaciones encaminadas a crear una derecha como es debido.Esa derecha, llámese centro reformista de Roca i Junyent o partido liberal-democristiano, necesita, sin embargo, el beneplácito de dos colectivos: la burguesía conservadora y la banca. No sería, pues, extraño que hacia Garrigues y Roca empiecen a canalizarse fondos aritméticamente sustanciosos. Faltan tres años y medio, sólo tres años y medio, para que entre todos lleguemos a esa derecha de la que no ha disfrutado este país en los dos últimos siglos.

Mientras tanto, las urnas arrojaban el pasado 8-M unos resultados que pueden resumirse de una forma muy simple: excepto en Cantabria -y en tres autonomías de nuevo cuño-, la representación de la derecha es precaria o deficiente. Es decir: el socialismo gobernante ha desalojado del poder real a los conservadores de uno u otro signo. Y eso va a crear tensiones suplementarias en el Estado. Porque ya no se pueden, o no se deben, matizar favorable o desfavorablemente los signos aritméticos del 8-M. A partir de hoy empieza el juego del poder. El juego del poder socialista frente a un voluntarismo conservador insuficientemente representado en las instituciones del país.

El problema es grave. Y es grave porque algunos colectivos gremiales, como los empresarios o los médicos, podrían acariciar la idea de elevar, frente a un Gobierno sin trabas parlamentarias, autonómicas o municipales, una serie de barreras para entorpecer la gestión política. El portavoz de los empresarios ha sido claro al afirmar que su gente apoyará al Gobierno socialista, pero no a la ideología gobernante. ¿Declaración de guerra? ¿Rebelión a bordo del Estado?(...).

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

13 de mayo

Archivado En