Cartas al director

Las Vulpes

Aprovechando la polémica levantada en torno a la moralidad o inmoralidad de la canción Me gusta ser una zorra, queremos decir que, a nuestro juicio, serían muchos los casos de obscenidad en las canciones. Citamos algunos ejemplos: El conejo de la Loles, Una niña en un baile se lo chupaba, La Ramona pechugona, que hemos tenido que soportar, que dañaban nuestra sensibilidad, que se han escuchado por Televisión Española y en numerosos lugares públicos, que nadie ha denunciado jamás y que así se, convirtieron, hace unos años, en prototipo de la canción española.Asimismo mostramos...

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Aprovechando la polémica levantada en torno a la moralidad o inmoralidad de la canción Me gusta ser una zorra, queremos decir que, a nuestro juicio, serían muchos los casos de obscenidad en las canciones. Citamos algunos ejemplos: El conejo de la Loles, Una niña en un baile se lo chupaba, La Ramona pechugona, que hemos tenido que soportar, que dañaban nuestra sensibilidad, que se han escuchado por Televisión Española y en numerosos lugares públicos, que nadie ha denunciado jamás y que así se, convirtieron, hace unos años, en prototipo de la canción española.Asimismo mostramos nuestra extrañeza ante el caso de dos zorras (que parecen muy contentas de serlo) por todos conocidas: La Pelos y La Loli, supervedetes del Un, dos tres, que han llegado a convertirse en ídolos de todos los niños españoles, principales espectadores del citado programa, sin que nadie se escandalice.

Si se trata de velar por la salud moral del país, ¡ojo señores!, habrá que matizar./ Grupo de Estudios sobre la Mujer.

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