Cartas al director

Desigualdades en la justicia

No encuentro palabras suficientes para expresar mi repulsa por la última estafa que los tribunales han propinado a la sociedad en la sentencia de cuatro años, dos meses y un día al policía nacional Casimiro Rarnírez, que en el mes de julio de 1981 disparó contra Dolores Martín en la puerta de una discoteca de Aranzueque (Guadalajara), dejándola paralítica, e hiriendo a un cuñado de ésta, que intentó arrebatarle el arma.Según la Prensa, no hubo móviles. Digo que ha sido una estafa de los tribunales porque éstos suelen condenar con esa pena los delitos pequeños contra la propiedad, cosas sin ape...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

No encuentro palabras suficientes para expresar mi repulsa por la última estafa que los tribunales han propinado a la sociedad en la sentencia de cuatro años, dos meses y un día al policía nacional Casimiro Rarnírez, que en el mes de julio de 1981 disparó contra Dolores Martín en la puerta de una discoteca de Aranzueque (Guadalajara), dejándola paralítica, e hiriendo a un cuñado de ésta, que intentó arrebatarle el arma.Según la Prensa, no hubo móviles. Digo que ha sido una estafa de los tribunales porque éstos suelen condenar con esa pena los delitos pequeños contra la propiedad, cosas sin apenas importancia.

Está visto que aquí hay que ser policía, fascista o... caso Almería, Papus, 23-F, para ser condenado a penas ridículas, que nada tienen que ver con las que comúnmente se aplican. Se quedarían alucinados si supiesen que, por cuatro televisores, a un chico sin antecedentes le condenan a ocho años, o que por tenencia ¡lícita, a una media de seis años. /

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En