Carlos Revilla: "Entre las instituciones y los ciudadanos no deben interferir los aparatos de partido"

Carlos Revilla, candidato del Centro Democrático y Social (CDS) a la presidencia de la Comunidad de Madrid, ingresó en el PSOE en 1963. Problemas internos en la Federación Socialista Madrileña le obligaron a dejar la presidencia de la Diputación Provincial en 1981. Al año siguiente abandonaba también el partido, y poco después quedó integrado en la formación política de Adolfo Suárez, a la que ahora representa en las urnas desde su experiencia al frente de la Diputación de Madrid.

Pregunta. ¿Qué proximidades entre el CDS y el PSOE le han permitido pasar de un partido al otro?...

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Carlos Revilla, candidato del Centro Democrático y Social (CDS) a la presidencia de la Comunidad de Madrid, ingresó en el PSOE en 1963. Problemas internos en la Federación Socialista Madrileña le obligaron a dejar la presidencia de la Diputación Provincial en 1981. Al año siguiente abandonaba también el partido, y poco después quedó integrado en la formación política de Adolfo Suárez, a la que ahora representa en las urnas desde su experiencia al frente de la Diputación de Madrid.

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Pregunta. ¿Qué proximidades entre el CDS y el PSOE le han permitido pasar de un partido al otro?Respuesta. Mi currículum en cuanto a defensa de las libertades y la democracia y en favor de una política social avanzada es conocido. Se remonta a muchos años atrás. El CDS es una fuerza política profundamente democrática, y tiene un contenido social que satisface plenamente el que yo pueda aportar a esa voluntad modernizadora que el partido tiene mi pequeño grano de arena. El otro día, en una emisora recordaban mi paso de uno a otro partido y decían: 'Señor Revilla, vaya enjuagues'. Y yo respondí que estoy en el CDS precisamente porque he abandonado los enjuagues. No estaba de acuerdo con los enjuagues que se estaban realizando en la diputación y en los ayuntamientos. Creo que me preocupó progresivamente la pérdida de capacidad de modernización de España que observé en el PSOE, porque es un partido muy jerarquizado, anacrónico. Después de 1976 intentó una homologación con el marco occidental europeo, pero sin modificar los métodos y sin abandonar el viejo vicio de la acción del aparato sobre la política práctica, que es una realidad tangible desde que el partido accedió a los cargos públicos.

P. ¿Cómo se imagina usted la autonomía madrileña?

R. La gente no sabe cómo va a ser la autonomía de Madrid. La podríamos imaginar mejor si no se hubieran perdido estos dos años en el camino hacia la autonomía y se hubiese aprovechado el proceso preautonómico. Recuperar el tiempo perdido puede costar dinero en cantidades importantes. Además, este bloqueo ha significado que no hayamos podido negociar competencias de titularidad estatal iguales que las de Canarias o País Valenciano, y eso es algo de lo que deberían dar cuenta el PCE y el PSOE. Es lamentable, pero no ha habido continuidad. Tres presidentes de la diputación en cuatro años y tres primeros tenientes de alcalde distintos en el Ayuntamiento de Madrid son una muestra notoria.

P. Puede afirmarse entoncesque los partidos políticos han interferido el proceso autonómico.

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R. La autonomía tiene que servir para acercar las instituciones y las decisiones a los ciudadanos, y entre esas decisiones y el ciudadano no pueden interponerse los aparatos de los partidos. Por otro lado, nosotros creemos que será necesario competir en régimen de solidaridad y de responsabilidad con el resto de las comunidades autónomas, y eso es lo que va a dar unidad y solidaridd a España. Espero que muchos problemas no se aborden en las Cortes sin antes debatirlos en los parlamentos autónomos; por ejemplo, los que afecten a varias comunidades. Los parlamentos pueden acordar la solución mejor para llevarla consensuada a las Cortes. El Parlamento español ha querido que cada comunidad defienda sus intereses, y a nadie debe extrañarle que Madrid también ejercite ese derecho.

P. Si usted llegase al Gobierno regional, ¿preferiría promover el sector público o el sector privado? Por ejemplo, en materia sanitaria, que es su especialidad.

R. No estoy de acuerdo con la marginación del sector privado, que supone el 30% de la capacidad de asistencia y el 6% del Producto Interior Bruto, en las previsiones del futuro sanitario. Los datos citados son suficientemente elocuentes como para no condenar a la improvisación a un sector tan importante. En nuestra opinión, el no ordenar y no introducir el sector privado en la planificación general sanitaria ha significado, en general, una pérdida de la calidad de la asistencia. No es éste un planteamiento de defensa del sector privado frente al público, sino la estricta realidad. En cuanto a otros sectores, apoyaremos conciertos con la iniciativa privada para mejorar y ampliar la red viaria, y defenderemos todas aquellas iniciativas privadas que puedan significar una mejora del nivel de empleo. Si el propio presidente del Gobierno dice que es mejor tener seis meses de trabajo que permanecer en el paro, nosotros creemos que es mejor aceptar la iniciativa privada seria antes que dar por buena la existencia de familias que no puedan comer.

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