Empresarios de España y Portugal tratan de desbloquear el comercio entre los dos países

Empresarios de España y Portugal, representantes de los distintos sectores implicados en el intercambio comercial entre ambos países, se reunen hoy en Madrid para intentar desbloquear las relaciones en este sector, que sufren desde el verano de 1982 las consecuencias de la falta de acuerdo entre los dos Gobiernos.

La reunión ha sido organizada por la Cámara de Comercio Hispano-Portuguesa (Madrid) y Luso-Española (Lisboa) en colaboración con la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE). Los empresarios portugueses representan una decena de sectores distintos vinculado...

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Empresarios de España y Portugal, representantes de los distintos sectores implicados en el intercambio comercial entre ambos países, se reunen hoy en Madrid para intentar desbloquear las relaciones en este sector, que sufren desde el verano de 1982 las consecuencias de la falta de acuerdo entre los dos Gobiernos.

La reunión ha sido organizada por la Cámara de Comercio Hispano-Portuguesa (Madrid) y Luso-Española (Lisboa) en colaboración con la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE). Los empresarios portugueses representan una decena de sectores distintos vinculados al comercio con España, desde la petroquímica a la siderúrgica, pasando por los componentes de automóviles. En caso de tener éxito este encuentro, de carácter experimental, podría servir de núcleo para un futuro club hispano-luso de empresarios de élite, señalaron fuentes de la Cámara de Comercio Hispano- Portuguesa.Ante el desequilibrio desfavorable para Lisboa de la balanza comercial con España, Portugal planteó en 1982 la modificación de los acuerdos comerciales hispano-lusos en el sentido de obtener importantes ventajas arancelarias para sus productos, que la parte española no aceptó en su totalidad, por estimar innecesarias algunas de las importaciones deseadas por los portugueses. Varias rondas de negociaciones mantenidas a nivel de secretarios de Estado de ambos países terminaron en fracaso poco antes de las elecciones generales españolas del 28 de octubre.

Mientras tanto, las importaciones procedentes de España han sido objeto de restricciones no reglamentadas e impuestas con carácter discrecional por las autoridades portuguesas, que, según medios próximos a la Administración española, conceden licencias "con cuentagotas" y han llegado a distribuir encuestas entre los productores portugueses para ver si podían sustituir las importaciones españolas por otras de distinta procedencia.

Mayor flexibilidad

El Gobierno socialista español desea una globalización de las relaciones económicas con Portugal, lastradas además por el conflicto pesquero, y la compensación de los desequilibrios comerciales desfavorables para este país con inversiones españolas en territorio lusitano, según el ministro de Asuntos Exteriores, Fernando Morán. Sin embargo, estas intenciones no han podido concretizarse en la práctica, ya que el momento político portugués posterga la posibilidad de diálogo entre ambas Administraciones a fechas posteriores a las elecciones legislativas del 25 de abril.Entretanto, medios españoles confían en obtener mayor flexibilidad y menos demoras por parte de Lisboa a la hora de conceder licencias importadoras. Estos medios opinan que las restricciones a la importación procedente de España han tenido su efecto en el intercambio comercial hispano-luso de 1982, en el cual las importaciones portuguesas han crecido a un ritmo inferior (11,9% en los primeros once meses del año) a las exportaciones lusas (31,8% en el mismo período). El desequilibrio comercial favorable a España, sin embargo, se mantiene y de enero a noviembre de 1982 las importaciones procedentes de España supusieron un total de 56.045 millones de pesetas, mientras las exportaciones de Portugal totalizaron unos 14.383 millones de pesetas. En 1981, España fue el cuarto país proveedor de Portugal.

Por otra parte, el aumento más importante en la inversión directa española en países europeos correspondió en 1982 a Portugal e Italia. Mientras se producían descensos en la inversión en la República Federal de Alemania y Holanda, Portugal captó en 1982 el 5,3% del total de la inversión directa española en el exterior y fue el primer receptor de la inversión industrial.

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