Una semana para la historia

Esta semana es de las que perdurarán largo tiempo en la memoria de todos los que participan en el mundo de las finanzas. En lo que respecta al mercado de valores, hay un lógico corte, que cambió de la noche a la mañana las expectativas del mercado.El predominio de la inversión a corto plazo estaba produciendo en los mercados de valores unas oscilaciones que, si bien iban recortando insensiblemente centésimas al índice general, no lograban adquirir una tendencia definida. El martes, el mercado pareció recuperar su ritmo tradicional, roto en semanas anteriores, de la inversión a corto, que consi...

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Esta semana es de las que perdurarán largo tiempo en la memoria de todos los que participan en el mundo de las finanzas. En lo que respecta al mercado de valores, hay un lógico corte, que cambió de la noche a la mañana las expectativas del mercado.El predominio de la inversión a corto plazo estaba produciendo en los mercados de valores unas oscilaciones que, si bien iban recortando insensiblemente centésimas al índice general, no lograban adquirir una tendencia definida. El martes, el mercado pareció recuperar su ritmo tradicional, roto en semanas anteriores, de la inversión a corto, que consiste en efectuar las compras el martes y vender el viernes. La primera sesión resultó positiva en este aspecto, y también por seguir incorporando elementos para poder pensar que el mercado tiene una base más o menos sólida, si bien la actitud del sector bancario, consistente en seguir anclado donde está, dio al traste con los buenos propósitos.

Y esta misma situación se repitió el miércoles, cuando la indecisión nos presentaba un mercado sin ideas e incapaz de generar nada positivo. Los movimientos del índice general en estas dos sesiones son por demás esclarecedores, menos 0,19 y más 0,04. La sensación de impotencia se dejaba notar, y lo único que se podía esperar era ver repetida la situación de las semanas anteriores, en las que bruscamente se decidía vender o comprar sobre la marcha, tras los primeros tanteos, a los valores importantes del mercado.

Pero la noche del miércoles deparó la gran sorpresa de una decisión enérgica y fulminante del Consejo de Ministros. Ya a punto de ir a la cama, se dice, muy escuetamente, que el Gobierno ha decidido expropiar Rumasa. La sorpresa fue mayúscula, y aún seguía dibujada en casi todos los rostros el jueves por la mañana. En el mercado había crispación, cuchicheos y más sorpresas: nadie sabía nada, nadie quería hacer declaraciones.

La esperada hecatombe, sin embargo, no llegó, y ya a media sesión se podía notar que la moderación se iba imponiendo, en espera de alguna información. Las declaraciones del ministro de Economía y Hacienda fueron contundentes, y la reacción que el mercado experimentó el viernes es, en gran parte, debida al conocimiento de los datos y cifras presentados.

El mercado, al margen del asunto Rumasa -si es que se puede dejar al margen-, ha dejado ver algo que casi ni se sospechaba: las oscilaciones, tanto al alza como a la baja, que se vienen sucediendo en las últimas semanas están logrando consolidar una posición de firmeza que bien pudiera ser la base de tiempos mejores. La baja moderada del jueves y la increíblemente fácil reacción del viernes así lo atestiguan. Los buenos deseos son poco en sí mismos, a no ser que vayan acompañados de hechos, y el mercado parece dispuesto a pasar a estos últimos. Como siempre, el tiempo dirá.

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