Cartas al director

Viajar en tren

Habiendo sacado billete de primera para ir a Córdoba a pasar las Navidades con mi familia y llevando una niña de un año, con lo que conlleva ir cargada de ropa, llamé el 16 del mes de diciembre pasado a información de Renfe en Madrid preguntando si en el Electrotrén, que era donde el día 18 iba a viajar, admitían facturación de equipaje, a fin de facturar una maleta, y me respondieron que no. ¡Cuál no sería mi sorpresa cuando al llegar a la estación de Atocha el día 18, todo el mundo facturaba su maleta en dicho tren, en el vagón de cola!Por el motivo anterior, el día 17 mi marido fue a la est...

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Habiendo sacado billete de primera para ir a Córdoba a pasar las Navidades con mi familia y llevando una niña de un año, con lo que conlleva ir cargada de ropa, llamé el 16 del mes de diciembre pasado a información de Renfe en Madrid preguntando si en el Electrotrén, que era donde el día 18 iba a viajar, admitían facturación de equipaje, a fin de facturar una maleta, y me respondieron que no. ¡Cuál no sería mi sorpresa cuando al llegar a la estación de Atocha el día 18, todo el mundo facturaba su maleta en dicho tren, en el vagón de cola!Por el motivo anterior, el día 17 mi marido fue a la estación de Atocha a facturar mi maleta y el cochecito de la niña, por lo que el importe de tal facturación ascendió a 633 pesetas.

A la llegada a Córdoba, a las 2 de la tarde, fui a recoger mi maleta y me dijeron que no estaba, que volviera por la tarde. Otra vez la peregrinación a la estación a recoger mi equipaje y tampoco tuve la suerte de encontrarla. Y así un día y otro sin resultado positivo. Fui a ver al jefe de estación, exponiéndole mis quejas y expresándolas en el libro de reclamaciones, que estaba lleno de otras anomalías semejantes a la mía. Así, estuve yendo y viniendo cada día hasta el 28, víspera de mi vuelta a Madrid. No obstante, volví a insistir al jefe de estación, advirtiéndole que, además de las ropas de mi hija y las mías, llevaba regalos para la familia y objetos personales de valor. Me constestó que, si eso era cierto -como lo es- diera por perdida la maleta, pues saben que hay alguien en Madrid que con un detector de metales las registra, y aquella maleta que contiene algo de valor ya se pierde para siempre; así de sencillo. En resumen: la pérdida que me originan es de unas 400.000 pesetas, en ropas y objetos personales de valor, aparte el perjuicio que me ha supuesto. Nadie sabe lo que es hacer un viaje a fin de pasar unas Navidades con la familia, quedarse sin nada que ponerse, hacer unos gastos superextraordinarios, comprar lo indispensable, para que ahora me den la minicantidad de 30.000 pesetas. /

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