Cartas al director

Montserrat Roig y el aborto

EL PAIS publicó un artículo de Montserrat Roig con el título de "Una incubadora sin alma", al que quisiera hacer unas observaciones. Dice la autora que "el 3 de julio de 1977 moría en Barcelona una mujer diabética; el tocólogo era un hombre con principios y no practicó el aborto..." No sé qué prinicipios serian éstos que le impedían practicar un aborto terapéutico.Señala Montserrat Roig, más adelante, que "hace siglos se admitió a regañadientes que las mujeres sí tenian alma". Ante tamaña afirmación uno queda perplejo. Una de dos: o la Roig no sabe de que va la verdad histórica de la cuestión ...

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EL PAIS publicó un artículo de Montserrat Roig con el título de "Una incubadora sin alma", al que quisiera hacer unas observaciones. Dice la autora que "el 3 de julio de 1977 moría en Barcelona una mujer diabética; el tocólogo era un hombre con principios y no practicó el aborto..." No sé qué prinicipios serian éstos que le impedían practicar un aborto terapéutico.Señala Montserrat Roig, más adelante, que "hace siglos se admitió a regañadientes que las mujeres sí tenian alma". Ante tamaña afirmación uno queda perplejo. Una de dos: o la Roig no sabe de que va la verdad histórica de la cuestión (y en este caso nos ofrecería un claro ejemplo de prejuicio), o bién, si lo sabe, da muestras de una clara tergiversación intelectual. Luego, la segunda parte del artículo, está dedicado a montar un fuego de artificio literario sobre si la mujer embarazada tiene o no alma, partiendo de que Cela dixit- si la madre y el feto forman un todo ¿cómo puede allí haber dos almas? No sé si Montserrat Roig es o no consciente de estar haciendo una caricatura. Si pretende hacer caricatura, está desautorizando sus propios argumentos, por cuanto solo los puede esgrimir sobre una caricatura de los contrarios. Si, por el contrario, cree que no hace caricatura sino que refleja una realidad (objetiva o de creencias)... ipleguem! Y un consejo: a Camilo José Cela tráigale como testigo autorizado de la calidad de los capones de Villalba, pero no de una afirmación filosófica./

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