Las eléctricas proyectan invertir 569.442 millones de pesetas en 1983, pese a los interrogantes sobre el programa nuclear

Las eléctricas, que hoy enviarán en representante a la Junta Superior de Precios para explicar su petición de subida de tarifas 1983, tienen previsto invertir el año entrante 569.442 millones de pesetas. Casi la mitad está asignada a centrales nucleares, pese a los interrogantes que se ciernen sobre el programa. Paria conseguir financiar estos recursos sin mutuas interferencias y llegar a su habitual acuerdo sobre salidas al mercado de capitales, todas han comunicado a UNESA, patronal del sector, la vía que piensan utilizar. Los datos obtenidos por este periódico indican que van a acentuar el...

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Las eléctricas, que hoy enviarán en representante a la Junta Superior de Precios para explicar su petición de subida de tarifas 1983, tienen previsto invertir el año entrante 569.442 millones de pesetas. Casi la mitad está asignada a centrales nucleares, pese a los interrogantes que se ciernen sobre el programa. Paria conseguir financiar estos recursos sin mutuas interferencias y llegar a su habitual acuerdo sobre salidas al mercado de capitales, todas han comunicado a UNESA, patronal del sector, la vía que piensan utilizar. Los datos obtenidos por este periódico indican que van a acentuar el endeudamiento y la consiguiente descapitalización de las empresas.

De las inversiones proyectadas, que suponen un incremento cercano al 18% sobre los 482.807 previstos para el presente año, poco más del 5% será financiado con ampliaciones de capital. Los 31.311 millones de pesetas destinados a este fin resultarán incluso inferiores en valores absolutos a los 33.000 millones de 1982. Para medios del sector, ello es indicativo de la creciente dificultad en conseguir nuevos accionistas o colocar acciones entre el millón largo de los actuales, aunque se mantiene el dividendo por acción y las ampliaciones sólo exigen el desembolso del 40% (el resto es con cargo a reservas), con lo cual el coste del capital de riesgo se aproxima a este porcentaje.Los problemas que suscita incrementar a mayor ritmo las tarifas para reforzar las amortizaciones de obra ejecutada han llevado el endeudamiento del sector a más de 1,5 billones de pesetas. Así, el pago de intereses anuales supera ya ampliamente los 200.000 millones, según estimaciones del sector. Frente a este panorama, la banca privada, que ha dominado durante lustros buena parte de los consejos de administración de las eléctricas, empieza a ser culpada por algunos medios eléctricos de haber fomentado en los últimos años una política suicida de ampliaciones para lograr desinvertir en capital de riesgo, mientras ha reducido en términos relativos su aportación a la deuda.

La banca desinvierte

Si se descuentan los canales privilegiados -obligaciones destinadas a las cajas de ahorro y crédito oficial-, la banca privada española, que todavía controla algunos consejos y ocupa en las obras de las centrales a sus empresas constructoras, tiene empeñado en las eléctricas la mínima parte del capital de deuda.El fenómeno va a persistir,en 1983. De los 388.024 millones de pesetas en que tienen previsto incrementar su deuda neta las em presas miembros de Unesa (145.219 millones en empréstitos-obligaciones y 242.804 en préstamos y créditos), serán buscados créditos nacionales por 141.277 millones, incluida la banca oficial. Pero las eléctricas deben devolver en 1983 casi 180.600 millones, de ellos 58.010 a la banca española y otros tantos a la extranjera (el resto 64.000 millones, corresponderá a empréstitos-obligaciones). Para afrontar el aumento neto de deuda con dichas devoluciones, serán buscados 209.200 millones en empréstitos-obligaciones y 359.419 millones en nuevos créditos, de ellos 107.411 en préstamos extranjeros puros.

No obstante, como consecuencia principalmente del cre ciente aumento de las amortizaciones durante los últimos años, la financiación con recursos autogenerados pasó del 19,49% sobre el total en 1981 al 31% en 1982, tendencia que en 1983 va a consolidarse.

Frente a los 149.871 millones de pesetas a que ascendieron el presente año, para el próximo han sido programados 171.300 millones: los procedentes de ampliaciones de capital, 21.841 en incremento de reservas y previsiones y 118.165 de amortizaciones.

Las amortizaciones son, junto a los gastos financieros -parte de los cuales son pasados a inmovilizado a amortizar-, el coste que mayor peso tiene en las tarifas anuales, lo cual hace bizantina la discusión de si las inversiones son pagadas con subidas de precios. Aquí la desigualdad entre empresas es muy grande, según fuentes del sector. Hay unas que amortizan en menos de diez años y otras que llegan a los treinta, cuando la vida media de las centrales es poco superior a los veinte años. En total, el inmovilizado en explotación superaba al terminar 1981 los 2,5 billones de pesetas, y la obra entonces en curso era casi de 1,2 billones más.

Centrales en construcción

El origen de tan voluminosas cifras se circunscribe casi en su integridad a los años posteriores a la crisis energética que empezó en 1973. Si el aumento de las inversiones programadas para el año entrante es varios puntos superior al de los (los últimos ejercícios (en torno al 15-16%), y queda próximo a la mitad que el de 1980, todavía es muy parecido al de los dos años anteriores. Pero en términos relativos queda muy lejos del 50% de promedio alcanzado en el período 1974-1976, que había sido precedido de inversiones anuales de 50.000 millones.Los 254.626 millones de pesetas previstos en 1983 para la energía nuclear se destinan fundamentalmente a los ocho grupos en construcción, sobre alguno de los cuales se ciernen serios interrogantes (véase EL PAl S de IÚ de octubre pasado): Almaraz II, Cofrentes y Lemoniz I (la puesta en marcha de los tres estaba inicialmente fijada para 1984), Aseó II, Lemoniz II, Valdecaballeros I, Trillo I y Valdecaballeros II, Todavía no han empezado las obras de Trillo Il y Vandellós II, sujetas a las mayores dudas.

De los 138.827 millones'asignados para el subsector carbón, prácticamente la totalidad se dirige a las diez centrales de entrada en funcionamiento programada para el período 1982-1985. De ellas, seis utilizarán materia prima nacional: Anllares, Narcea III, Soto III, Corripostilla V, La Robla II, y Guardo IL Las otras cuatro requerirán carbón importado: Almería I, Algeciras I, Aboño II y Los Barrios. No han empezado las obras en Teruel IV. ni en la segunda generación de centrales, diseñadas para importaciones y que, como todos los proyectos no iniciados, pueden verse afectados por la revisíón del Plan Energético Nacional anunciada por el Gobierno socialista.

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