Reportaje:

Gibraltar, una interesante visita turística

Situada en el centro de un arco que abarca desde Cádiz a la Costa del Sol y que incluye las serranías de Cádiz y Ronda, una de las zonas de turismo interior más interesantes de España, Gibraltar puede ser un interesante complemento a las excursiones turísticas de la zona. Su pequeñez no da para mucho, pero sí puede ser muy agradable para una estancia de un par de días.Con una capacidad hotelera de 1.600 plazas, ofrece tres buenos hoteles, Holiday Inn, Rock Hotel y Caleta Palace, y cuatro más modestos. Los precios son superiores a los de hoteles de equivalente calidad en España. La entrada con ...

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Situada en el centro de un arco que abarca desde Cádiz a la Costa del Sol y que incluye las serranías de Cádiz y Ronda, una de las zonas de turismo interior más interesantes de España, Gibraltar puede ser un interesante complemento a las excursiones turísticas de la zona. Su pequeñez no da para mucho, pero sí puede ser muy agradable para una estancia de un par de días.Con una capacidad hotelera de 1.600 plazas, ofrece tres buenos hoteles, Holiday Inn, Rock Hotel y Caleta Palace, y cuatro más modestos. Los precios son superiores a los de hoteles de equivalente calidad en España. La entrada con vehículo no es posible, pero en Gibraltar se puede contar con un buen servicio de taxis recomendable para dar la vuelta completa a la carretera que rodea el Peñón.

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Se trata de una visita imprescindible para el turista que quiera llevarse un buen recuerdo de su estancia. La carretera bordea la roca en el sentido de las agujas del reloj -es de una sola dirección, porque no tiene anchura para cruzarse dos vehículos-, así que empieza por recorrer el costado oriental, en el que existen tres pequeñas playas, con un minipueblo (Caleta), un hotel y unas casas de apartamentos. En la punta está la zona militar, y el costado occidental lo ocupa la ciudad, de corte inglés en la arquitectura de sus edificios y en el aspecto de los comercios.

El paseo en taxi incluye la visita de una de las galerías que en número incalculable horadan la roca y que comunican entre sí los polvorines y depósitos de armas de que está repleta -se afirma que son en total cincuenta kilómetros de galerías- y a la gruta de Saint Michael, de gran belleza y con excelentes condiciones acústicas. De la gruta, al turista sólo se le permite visitar una parte, la más alta. El Lowers Saint Michael, o parte, requiere permiso especial, que sólo se concede a espeleólogos expertos, a los que se acompaña además de guía oficial del Ministerio de Defensa. Consta de un impresionante lago artificial y aún no ha sido explorado en su profundidad total.

Sobre la gruta cuentan los llanitos -palabra con que se conoce a los nacidos en Gibraltar- que todo el que quiere desentrañar su secreto está condenado a la muerte, y que los cinco que han intentado llegar hasta el final han desparecido. El último en aventurarse lo hizo treinta años atrás, y hay quien asegura que durante tiempo se le estuvo alimentando por el sistema de hacerle llegar de cuando en cuando una cabra atada al extremo de una cuerda. Un día, al jalar de la cuerda volvió la cabra atada al extremo de la misma, y entonces se supo que el aventurero había muerto. O bien que había desentrañado el secreto de la cueva, que unos cifran en que comunica con el centro de la tierra y otros, menos fantasiosos, que comunica con Africa y que por ahí ha sido por donde, años atrás, llegaron los monos al Peñón.

Los monos, en número que fluctúa entre cincuenta y sesenta, habitan en plena libertad la parte alta del costado occidental. Hay un lugar junto a la carretera donde les dan la comida y donde duermen, y pueden ser vistos en plena libertad por el turista. El sargento Holmes, del Ejército inglés, está consagrado con plena dedicación a cuidarlos, con la ayuda de un soldado, y sin duda lo hace bien, porque la pequeña comunidad medra y crece continuamente el número, de modo que de cuando en cuando se hacen donaciones a zoológicos de todo el mundo -recientemente han salido cuatro hacia el de Milán- para que su número no exceda de los sesenta. Otra vieja leyenda dice que Gibraltar dejará de ser inglés cuando no quede ningún mono en la Roca.

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Menos interesante resulta la visita al viejo castillo de Tarik, del que sólo queda en pie la torre del homenaje. En el interior de la misma hay una exposición de muñecos de cera que representan a los principales personajes, moros o cristianos, que la han habitado. Junto al castillo está la prisión, que estos días tiene una población de doce personas. En general, Gibraltar está hoy por hoy bastante a salvo de cualquier tipo de delincuencia. Los penados con más de cuatro años son trasladados al Reino Unido.

La visita en taxi concluye en la parte alta del Peñón, frente a España, con vistas de La Línea y del aeropuerto, que atraviesa el istmo y que corta la carretera de salida hacia España, de manera que cuando despega o aterriza algún avión hay que impedir su paso por ella. La vuelta completa en taxi cuesta cuatro libras por persona, incluida

La ciudad

La ciudad ofrece un buen casino, una catedral católica, algunas iglesias protestantes, tres sinagogas y una mezquita. Tiene un trazado longitudinal, con la Maín Street o calle Real como arteria principaL Está cargada de comercios entre los que los más interesantes son los bazares, regentados por indios, corno en todas partes, y los de tiendas de ropa, de calidad y precios similares a los de Londres, cuyas mejores tiendas de ropa tienen representación en Gibraltar. El filtro en la frontera es insalvable estos días, de forma que la compra en los bazares hay que descartarla.

El ambiente en la calle no tiene nada de antiespañol. Aunque el gibraltareño, en general, no quiere ser español y tiene más cariño por el Reino Unido, tampoco expresa ninguna antipatía hacia los españoles que les visitan. En la mayoría, existe el deseo de agradar y de alejar las sombras que existen en su relación con España. Prácticamente, todo el mundo habla español, con marcado acento andaluz, aunque en las generaciones más jóvenes se detecta más dificultad para hablarlo, consecuencia de los trece años de cierre de la verja. La población, de unas 25.000 personas, tiene sá origen en comerciantes de distintos puntos del Mediterráneo que se han ido instalando allí durante dos siglos, de modo que apellidos malteses o genoveses alternan en la guía de teléfonos con los españoles o, los ingleses. Existe una comunidad sefardí y otra de marroquíes, si bien éstos no viven con sus familias, sino en albergues estatales sólo para hombres. La razón de su presencia es que cuando se cerró la frontera hubo necesidad de reponer la mano de obra con trabajadores marroquíes, pero la falta de espacio para vivir impuso esta solución.

La vivienda es el gran problema de Gibraltar. El precio por metro cuadrado edificado es terriblemente alto, y existe una lista de espera de 1.600 personas para conseguir domicilio. Los jóvenes matrimonios tienen que quedarse a vivir con frecuencia en casa de los padres. No hay espacio para construir, y los materiales de construcción, que llegan siempre por barco, son enormemente caros.

Los intereses de Ceuta

La reapertura de la verja, con las actuales restricciones de paso, sólo peatonal, para españoles o gibraltareflos, ha finalizado con el problema humano de las familias separadas y no provoca ningún tipo de alteración económica en la zona ni en las próximas. Pero el PSOE ya estudia posibles soluciones si en un futuro más o menos próximo el ánimo negociador del Reino Unido estimula la mayor permeabiliz ación de la frontera. Ceuta y el aeropuerto de Málaga podrían ser, según algunas opiniones, los dos grandes perjudicados sí la apertura se hace completa.

Ceuta tiene en los bazares una de las bases de su economía y podría sentirse perjudicada si para comprar a buen precio determinados artículos no hubiera que atra vesar el Estrecho. No obstante, no conviene olvidar que a pesar de que el PSOE había anunciado durante las elecciones su intención de desbloquear Gibraltar fue el partido ganador de las elecciones en Ceuta, y que los dos diputados y dos senadores que la ciudad eligió pertenecen todos a este partido, lo que permite suponer que Gibraltar no era un tema tan vital. En cualquier caso, la intención del nuevo Gobierno es potenciar los recursos turísticos de Ceuta, a fin de compensar la previsible disminución de compradores con la ma yor afluencia de turistas que bus quen en Ceuta tanto el exotismo de su aspecto marroquí como un punto de partida para excursiones por el norte de Marruecos. En cuanto al aeropuerto de Málaga, su problema podría venir de que los vuelos Gibraltar-Londres cuestan mucho menos que los Málaga-Londres, lo que podría desviar parte del tráfico aéreo de turistas hacia la Costa del Sol. Pero la pequeña capacidad de absorción del aeropuerto de Gibraltar, que cuenta con mucho espacio y que es utilizado también para usos militares, hace que algunos exper tos señalen como mínimo el daño que pueda causar al tráfico por Málaga.

El ambiente en Gibraltar estos días es de alivio por el final del cierre y de temor hacia un incierto futuro que se abre. Si, como todo el mundo dentro de la Roca espera, la apertura se amplía, se producirá una transformación radical en la economía interior, lo que dará ganadores y perdedores, y cada uno habla de la feria según piensa le va a ir en ella. Lo que sí parece preocupar es la posibilidad de que el Reino Unido haya decidido comenzar a ceder en sus posiciones y que se dibuje un futuro en el que los llanitos pierdan su hasta ahora privilegiada situación económica, sostenida artificialmente por el Reino Unido para tenerles de su lado.

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