La inflación se reactivará durante lo que resta de año, según los pronósticos más fiables

La inflación se reactivará durante lo que resta de año, tras la aparente mejora del Indice de Precios al Consumo (IPC) durante los dos últimos meses, según los conocedores de este indicador. Aunque tales avances pueden haber contribuido a rebajar las fuertes expectativas desatadas en la primera parte del año, la evolución pormenorizada de los principales productos de consumo, que acaba de conocerse, contribuye a despejar dudas.

Pese a los intentos gubernamentales de que el IPC anual se aleje lo menos posible del 12% anunciado al empezar 1982, aun a costa de sobrecargar el de meses p...

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La inflación se reactivará durante lo que resta de año, tras la aparente mejora del Indice de Precios al Consumo (IPC) durante los dos últimos meses, según los conocedores de este indicador. Aunque tales avances pueden haber contribuido a rebajar las fuertes expectativas desatadas en la primera parte del año, la evolución pormenorizada de los principales productos de consumo, que acaba de conocerse, contribuye a despejar dudas.

Pese a los intentos gubernamentales de que el IPC anual se aleje lo menos posible del 12% anunciado al empezar 1982, aun a costa de sobrecargar el de meses posteriores, lo más probable es que se aproxime al 15%. Incluso el Banco de España ha vaticinado un 14,5% o 15% en el reciente informe elevado al Gobierno, frente al 14,4% de 1981.Los recortes conseguidos en los dos últimos Indices de Precios al Consumo -0,7% en agosto y 0,1 % en septiembre- no permiten albergar esperanzas sobre sustanciales ganancias en las tasas de inflación. Si cada uno de ellos supuso una mejora de seis décimas sobre los mismos meses de 1981 -1,3% y 0,7%, respectivamente-, después de tres meses consecutivos de superiores crecimientos, ha sido por la recuperación de los precios de varios productos que observaron un aumento exagerado.

En efecto, el desglose de los principales precios efectuado por el Instituto Nacional de Estadística tras la publicación de los índices generales señala que tanto en agosto como en septiembre subieron el 71,6% y 70,7% de los precios, magnitudes similares a las del mismo período de 1981 (71,6% y 76,2%). Otro 22% se mantuvo sin variación, lo que significa que los artículos con precios a la baja estuvieron entre el 6,8% y 7%, frente al 5,5'% y 3,8% de agosto y septiembre de 1981.

Inflación indomable

En total, Ios artículos cuyos precios subieron en septiembre repercutieron con 1,1 puntos en el índice mensual, algo más que el mes anterior. Y el 0,1 resultante se debió a que los artículos a la baja restaron un punto, frente a los 0,5 puntos de septiembre anterior y a los 0,2 puntos de agosto. Como puede apreciarse en el gráfico adjunto, toda la baja, y 0,1 punto más, procedió del grupo de alimentación, y dentro del mismo, 0,9 puntos correspondieron a sólo tres productos (frutas frescas, hortalizas frescas y patata), cada uno de los cuales descendió durante septiembre entre el 13% y el 17,9%. Algo similar ocurrió en el mes anterior (véase EL PAIS de 2 de octubre pasado), fenómeno que contrarresta las fuertes alzas de esos productos en la primera parte del año, hasta el punto de que su crecimiento en los últimos doce meses ha aportado al índice general tanto como lo que restó en septiembre.Pero la mayoría de los otros precios, algunos de ellos de tanta incidencia como los anteriores en las economías domésticas, mantiene una evolución peor que el año pasado. La variación del índice general de los doce meses que terminaron con septiembre se ha colocado en el 14%, algo inferior al 14,1 % del año pasado. En cambio, en 1981, el IPC incorporaba 1,8 puntos debidos a los precios de la energía, mientras que la repercusión energética al concluir septiembre último era sólo de 0,3 puntos.

Por sectores de procedencia de los principales artículos, los bienes industriales registraban al terminar septiembre una destacada reducción sobre los doce meses que terminaron en septiembre de 1981 (11,9% y 15,3%). Ello es explicable por la depresión de la actividad industrial, la importante reducción de costes laborales y la paralela flojera del consumo privado de bienes duraderos que parece no haber respondido a la recuperación largamente esperada, si bien los indicadores disponibles carecen de fiabilidad.

Igualmente, los alimentos con elaboración han bajado su tasa de los últimos doce meses desde el 16,9% de septiembre 1981 al 13,9%.

Por el contrario, los alimentos sin elaboración, a los que se responsabiliza del mal comportamiento del IPC en la primera parte del año, han subido del 9,8% de tasa anual al 15,5%, a pesar de las citadas bajas del último mes (todavía en agosto pasado crecían a una tasa anual del 19,2%). En los nueve primeros meses del presente año, el incremento acumulado es del 10,5% (al terminar agosto era del 14,6%), 1,5 puntos por encima de las mismas fechas de 1981.

Asiinismo, los servicios, alcistas también durante el primer semestre de 1982 por efecto del Mundial de fútbol, han empezado a flexionar. Concretamente, desde una tasa anual del 16,4% en agosto pasado (14,5% un año antes) al 15,9% de septiembre (14,2% un año antes).

Sin embargo, contra el optimismo que se ha tratado de insuflar desde el Gobierno a la luz de los índices generales de agosto y septiembre, los conocedores del IPC afirman que la tendencia a la desaceleración será contrarrestada en el último trimestre del año. Tres factores creen que destacarán, al margen de una eventual recuperación de la actividad industrial o de la mayor incidencia de la depreciación de la peseta: las alzas de precios que han sido retenidas desde la Administración, los efectos todavía no trasladados desde la revisión salarial al consumo, y las mayores alzas habituales en los dos meses de cada año, que acentuarán los dos anteriores.

Incluso el reciente informe elevado por el Banco de España al Gobierno, por dos vías distintas de predicción, concluye que los precios al consumo subirán como media durante el presente año en torno, al 14,5%. Y esto después de afirmar que no parece aventurado esperar para el conjunto del año una inflación bastante más moderada que la que se hubiera podido pronosticar después del verano, pues la exclusión de los impulsos exógenos de la agricultura y los márgenes de beneficios apuntan a una tasa estimada del 13%.

Por una parte, su extrapolación pesimista de las tendencias observadas apunta entre el 14,5% y el 15%, incluyendo el efecto de las expectativas, revisión salarial y cierto margen para la revitalización de tensiones en el último trimestre, aupado por el incremento estacional de diciembre. Por la vía del análisis de costes, método que no tiene en cuenta la posible variación de los márgenes de beneficio, le sale un 14,2%, magnitud que se funda en las siguientes: 16% de aumento en los costes de producción, 11% en los laborales, 16% en los precios de importación, y una subida de cerca de un punto por la contribución inflacionista de la revisión del Impuesto de Tráfico de Empresas desde principios de año.

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