El misterio de los quesos
Durante la semana, a diferentes horas del día, un camión de transporte deja en medio de la acera de la calle de Goya, casi esquina a la de la Fuente del Berro,una pila de cajas de cartón (con la marca Iberolacto, posiblemente quesos de bola) y de jaulas de madera con quesos tipo manchego.Allí quedan los quesos, en el suelo, hasta que son trasladados, a continuación, a un no menos curioso almacén: una furgoneta dos caballos, matrícula M-909.932, con la rueda delantera derecha pinchada, instalada hace meses en el aparcamiento de la calle lateral (de acceso al Palacio de los Deportes) e ig...
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Durante la semana, a diferentes horas del día, un camión de transporte deja en medio de la acera de la calle de Goya, casi esquina a la de la Fuente del Berro,una pila de cajas de cartón (con la marca Iberolacto, posiblemente quesos de bola) y de jaulas de madera con quesos tipo manchego.Allí quedan los quesos, en el suelo, hasta que son trasladados, a continuación, a un no menos curioso almacén: una furgoneta dos caballos, matrícula M-909.932, con la rueda delantera derecha pinchada, instalada hace meses en el aparcamiento de la calle lateral (de acceso al Palacio de los Deportes) e igualmente próxima al surtidor de gasolina.
Misteriosamente, al siguiente día la furgoneta está vacía y dispuesta a recibir una nueva remesa, lo que viene a indicar una operación furtiva nocturna de traslado de quesos.
Para mayor sorpresa, si cabe, la furgoneta luce el distintivo de residente 4-2 (2), cuando precisamente esa zona (según poste indicador) corresponde al 4-2 (1).
Polvo, polución, vapores de gasolina, sol, almacenamiento en furgoneta abandonada... todo ignorado día tras día por los guardias municipales y por el vigilante de la ORA.
La cuestión es dónde se venden esos quesos después, tras tan exquisito remate de elaboración. /