El Estado colocó 81.000 millones en deuda a dos años

El Ministerio de Hacienda logró colocar entre el público más de 81.000 millones de pesetas en títulos de deuda pública a dos años de amortización; esta cantidad supera todas las previsiones que se habían hecho al respecto.Las primeras estimaciones que la Dirección General del Tesoro hizo cuando se decidió salir al mercado ofreciendo un 16% de interés, sin desgravación fiscal adicional, se cifraban en la colocación de unos 40.000 millones de pesetas, por lo que la decisión oficial que se tomó fue salir por 20.000 millones de pesetas, ampliables hasta la cantidad que al final fuera solicitada po...

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El Ministerio de Hacienda logró colocar entre el público más de 81.000 millones de pesetas en títulos de deuda pública a dos años de amortización; esta cantidad supera todas las previsiones que se habían hecho al respecto.Las primeras estimaciones que la Dirección General del Tesoro hizo cuando se decidió salir al mercado ofreciendo un 16% de interés, sin desgravación fiscal adicional, se cifraban en la colocación de unos 40.000 millones de pesetas, por lo que la decisión oficial que se tomó fue salir por 20.000 millones de pesetas, ampliables hasta la cantidad que al final fuera solicitada por los compradores.

Cuando ya se han contabilizado todas las peticiones recibidas en cada una de las instituciones financieras, resulta que aquéllas han superado en dos veces los cálculos más optimistas, hasta alcanzar una cifra que supera los 81.000 millones de pesetas y que era, en la práctica, el máximo que quedaba por cubrir en emisiones de deuda a medio plazo, según las previsiones de los Presupuestos Generales del Estado.

Las cifras conseguidas con la última emisión de deuda pública, cuya rentabilidad real es inferior a la emisión de mayo y a la de cualquiera de las emisiones privadas que están en el mercado, muestra a las claras que tanto las instituciones como el público en general, prefieren títulos que ofrezcan tipos de interes más altos, una liquidez inmediata a traves del mercado secundario y que no es necesario mantener en su poder hasta el final de la amortización para llegar a obtener la rentabilidad final que se ofrece. Ello pone de manifiesto la posibildad de que en los próximos ejercicios desaparezca la desgravación fiscal.

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