Wojtyla decide

El comunicado producido ayer por la Conferencia Episcopal es todo un ejemplo de la ambigiledad, el doble lenguaje y -por qué no decirlo- la proverbial habilidad que siempre se ha atribuido, entre bromas y veras, a los príncipes de la Iglesia.Una vez mantenido el extenso programa de ocho días, la decisión de dejar en manos del Vaticano la fijación del calendario definitivo es una inteligente manera de subrayar los enormes inconvenientes de seguir adelante con las fechas previstas, como si la compaña electoral se celebrara en otro país.

El Papa polaco tiene de esta manera la gran oportuni...

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El comunicado producido ayer por la Conferencia Episcopal es todo un ejemplo de la ambigiledad, el doble lenguaje y -por qué no decirlo- la proverbial habilidad que siempre se ha atribuido, entre bromas y veras, a los príncipes de la Iglesia.Una vez mantenido el extenso programa de ocho días, la decisión de dejar en manos del Vaticano la fijación del calendario definitivo es una inteligente manera de subrayar los enormes inconvenientes de seguir adelante con las fechas previstas, como si la compaña electoral se celebrara en otro país.

El Papa polaco tiene de esta manera la gran oportunidad de quedar bien con todos los españoles, tanto creyentes como no creyentes, cambiando las fechas de la visita. Los primeros recibirían el beneficio de su venida, aunque fuera en momento posterior a lo esperado. Los segundos podrían agradecerle su delicadeza al variar su calendario para reparar la torpeza de nuestro Gobierno saliente.

5 de septiembre

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