Los 'críticos' del PSD portuguués arremeten contra Pinto Balsemâo

Los sectores críticos del Partido Socialdemócrata (PSD) han vuelto a pedir la cabeza del primer ministro portugués, Francisco Pinto Balsemâo. Ni tan siquiera antes de la crisis de agosto del año pasado la rebelión de algunos barones del PSD contra el presidente del partido y del Gobierno había sido tan abierta.

En una carta dirigida a todos los responsables y a los órganos del partido, Cavaço e Silva y Eurico de Melo, que fueron, respectivamente, ministros de Hacienda y de la Gobernación del Gobierno presidido por Francisco Sa Carneiro en 1980, defienden la necesidad de sustituir rápida...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Los sectores críticos del Partido Socialdemócrata (PSD) han vuelto a pedir la cabeza del primer ministro portugués, Francisco Pinto Balsemâo. Ni tan siquiera antes de la crisis de agosto del año pasado la rebelión de algunos barones del PSD contra el presidente del partido y del Gobierno había sido tan abierta.

En una carta dirigida a todos los responsables y a los órganos del partido, Cavaço e Silva y Eurico de Melo, que fueron, respectivamente, ministros de Hacienda y de la Gobernación del Gobierno presidido por Francisco Sa Carneiro en 1980, defienden la necesidad de sustituir rápidamente a Balsemâo como presidente del PSD y como primer ministro. Entre los democristianos (CDS), su presidente, Diego Freitas do Amaral, afirmó que el apoyo del CDS al actual primer ministro se mantendría el tiempo de que gozara del mismo en su propio partido.

Hay varias razones para dudar que el CDS aceptase de nuevo la designación de Balsemâo, para el cargo en el caso de que fuera obligado a dimitir o renunciar. Significativamente, la dirección del CDS se pronuncia totalmente contraria a la hipótesis de una moción,de confianza que el Gobierno plantearía inmediatamente después de la revisión constitucional.

Cada vez se generaliza más la convicción de que el presidente Ramalho Eanes cesaría entonces al primer ministro, y, alparentemente, sólo una minoría de la coalición de Alianza Democrática está dispuesta a hacer algo para impedírselo. En cambio, los sectores críticos preferirían que Balsemâo tome la iniciativa y dimita.

Todos los comentarios políticos convergen sobre lo que ocurrirá una vez concluida la revisión de la Constitución de 1976. Pero en los mentideros políticos las preocupaciones son más inmediatas. Por una parte, existe un creciente temor ante la crisis económica sin precedentes que atraviesa Portugal. Hipótesis tales como ruptura en los tipos de cambio, o incluso problemas de abastecimiento, son vislumbradas como posibilidades no muy remotas.

En segundo lugar, aunque con más reticencia que los españoles, los medios políticos portugueses empiezan a admitir que la integración en la CEE, lo que constituye la primera de las prioridades del programa de Gobierno, está, si no congelada, al menos seriamente comprometida.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Por el momento, nadie sabe a ciencia cierta cuándo concluirá la revisión de la Constitución. Un mes después del inicio del debate en plenos parlamentarios, los diputados han aprobado tan sólo un tercio de los artículos de la nueva ley fundamental y solamente ahora empiezan a ser debatidos los puntos más controvertidos.

Como ocurre siempre que la situación política se ensombrece en Lisboa, vuelven a surgir especulaciones acerca de los militares. Se habla otra vez de conspiraciones y golpes, atribuidos, como siempre, a los militares de izquierda por los medios derechistas, y viceversa.

Por el hecho de que el Consejo de la Revolución tuviera que establecer un decreto que obligase al jefe de Estado Mayor de la Aviación a respetar, como hicieran sus colegas de la Marina y el Ejército, la ley de Amnistía votada por el Parlamento en 1979, la Prensa de derechas habla de desestabilización y de retorno a las filas de peligrosos oficiales revolucionarios.

Lo cierto es que un sector de la oficialidad sigue con atención y simpíatía las manifestaciones de los sectores involucionistas en España, tal vez con la secreta esperanza de poderse aliar a ellos en caso de triunfo. Los medios conservadores lusos acogen con júbilo la desintegración de la UCD española y hacen votos a favor de Manuel Fraga Iribarne.

Archivado En