De la pesadilla Calvo Sotelo al efímero Punset

La estrategia negociadora española ha pasado por dos fases diferenciadas en los últimos tres años, siempre bajo la supervisión de Leopoldo Calvo Sotelo, primero como ministro encargado de las relaciones con las comunidades y después como vicepresidente y presidente del Gobierno.En la primera fase, Calvo Sotelo se convirtió en la pesadilla de los comisarios europeos y de Lorenzo Natali, en particular. El entonces ministro rechazaba la tesis de Natali, según la cual lo mejor para España era ir negociando lo que pudiera, aunque ello significara olvidar momentáneamente la agricultura, l...

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La estrategia negociadora española ha pasado por dos fases diferenciadas en los últimos tres años, siempre bajo la supervisión de Leopoldo Calvo Sotelo, primero como ministro encargado de las relaciones con las comunidades y después como vicepresidente y presidente del Gobierno.En la primera fase, Calvo Sotelo se convirtió en la pesadilla de los comisarios europeos y de Lorenzo Natali, en particular. El entonces ministro rechazaba la tesis de Natali, según la cual lo mejor para España era ir negociando lo que pudiera, aunque ello significara olvidar momentáneamente la agricultura, la pesca y los asuntos sociales. Calvo Sotelo no autorizaba la presentación del "documento agrícola" español y exigía ser asociado a las discusiones internas de los diez por más que el comisario intentara desengañarle.

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El nombramiento de Eduardo Punset como ministro encargado de la CEE, bajo la égida del vicepresidente para Asuntos Económicos, cambió algo el panorama. Punset apoyaba la tesis de la comisión y presentó todo tipo de documentos, con la esperanza de ir aislando los capítulos malditos. El efímero ministro -duró cinco meses en el cargo- se apresuró también a reanudar los contactos con Francia con la esperanza de mejorar el clima. Vanos esfuerzos porque, o no tuvo tiempo suficiente, o París no puso interés.

Con el nombramiento de Calvo Sotelo como presidente del Gobierno y la vuelta de las relaciones con la CEE al Ministerio de Asuntos Exteriores, hecho que coincidió con el frustrado golpe de Estado y la esperanza de que los europeos dieran mayor importancia al aspecto político de la adhesión, se afianzó la táctica Punset y se obtuvieron los primeros resultados: la negociación de marzo y el cierre de cuatro capítulos.

La última cumbre europea y la aceptación por parte de los diez de la posición francesa, puede aconsejar un nuevo cambio de estrategia, aunque la complicada situación política interna permite augurar que el presidente del Gobierno español optará, posiblemente, por esperar el resultado de las próximas elecciones generales.

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