El mal de las clases prácticas
El día 1 de junio publicó en el suplemento de Educación el reportaje: "Un presente de estudios, un futuro de paro". Nosotros somos dos de los estudiantes que conversaron con la periodista.Lo que nosotros quisimos expresar a Rosa Montero en la conversación, y que ella no entendió, a la vista de su artículo, es lo siguiente:
1. En relación al nocturno, lo único que se manifestó, y de una forma un tanto marginal, fue la opinión personal de uno de nosotros, adscrito a tal tumo, sobre la calidad de la enseñanza que se imparte en el mismo.
2. Respecto de los alumno...
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El día 1 de junio publicó en el suplemento de Educación el reportaje: "Un presente de estudios, un futuro de paro". Nosotros somos dos de los estudiantes que conversaron con la periodista.Lo que nosotros quisimos expresar a Rosa Montero en la conversación, y que ella no entendió, a la vista de su artículo, es lo siguiente:
1. En relación al nocturno, lo único que se manifestó, y de una forma un tanto marginal, fue la opinión personal de uno de nosotros, adscrito a tal tumo, sobre la calidad de la enseñanza que se imparte en el mismo.
2. Respecto de los alumnos libres, se quiso hacer constar cómo muchos profesores les ponen con frecuencia trabas e impedimentos de toda clase que no ponen a los oficiales. Así, por ejemplo, la exigencia de determinado índice de asistencia a clase, etcétera.
3. Quizá el punto más importante, al menos para nosotros, y que más se conecta con el núcleo del reportaje citado, es el asunto de las clases prácticas. Parece evidente que nos debimos expresar muy mal en la, por lo demás, espontánea conversación. Este problema radica no ya en la mayor o menor buena voluntad de los profesores, que, salvo tristes excepciones, se da casi siempre, sino en que el plan de enseñanza y el sistema educativo dejan mucho que desear. A las escasas clases prácticas (nosotros dos hemos recibido en sólo cuatro asignaturas de las diecisiete que componen la carrera) asiste un número increíblemente pequeño de alumnos, fundamentalmente debido a la dinámica de exámenes en la que nos encontramos. Esta dinámica también expli
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ca en parte el bajo índice de asistencia a clase. Por otra parte, el sistema memorístico y el abismo existente entre las enseñanzas impartidas y la realidad práctica no se corresponden con el interés del alumno, que, en general, se encamina hacia el ejercicio de la profesión.
Además, las prácticas suelen consistir, salvo algunas excepciones, en meros comentarios a las sentencias del Tribunal Supremo y poco más./