La estrella de David ondea en el castillo de Beaufort, símbolo del poder palestino en Líbano

La estrella de David, el emblema nacional de Israel, ondea de forma poco ostensible pero firme en lo alto del castillo de Beaufort, una fortaleza construida por los cruzados en el siglo XII para proteger el reino cristiano de Jerusalén, y que hasta su conquista la pasada semana por las Fuerzas Armadas israelíes en su invasión de Líbano era uno de los símbolos del poderío de las guerrillas de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) en territorio libanés.

Beaufort tenía para los palestinos el mismo fin que para los cruzados. Era un magnífico puesto de observación situado en ...

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La estrella de David, el emblema nacional de Israel, ondea de forma poco ostensible pero firme en lo alto del castillo de Beaufort, una fortaleza construida por los cruzados en el siglo XII para proteger el reino cristiano de Jerusalén, y que hasta su conquista la pasada semana por las Fuerzas Armadas israelíes en su invasión de Líbano era uno de los símbolos del poderío de las guerrillas de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) en territorio libanés.

Beaufort tenía para los palestinos el mismo fin que para los cruzados. Era un magnífico puesto de observación situado en lo más alto de un monte impresionante con paredes cortadas a pico, vadeado por el río Litani, desde donde los palestinos dirigían sus piezas de artillería contra los poblados cristianos controlados por el mayor Saed Haddad y los poblados judíos, de la Galilea. En anteriores ocasiones la aviación israelí había tratado de desalojar a los palestinos del fuerte, pero había fracaso en sus intentos.La explicación de este fracaso se comprende al iniciar la subida al castillo. Desde lo que queda de sus almenas se pueden ver unas escaleras de cuerda por las que se deslizaban los guerrilleros de la OLP tan pronto hacía su aparición la aviación de Israel para refugiarse en unos sólidos bunkers que rodean el castillo y que recuerdan a los alemanes de la segunda guerra mundial. El castillo, construido con bloques de piedra basáltica y los bunkers, convertían a Beaufort en una posición verdaderamente inexpugnable. Todo eso terminó con el avance israelí. Las Fuerzas Armadas de Israel, en su empuje hacia Beirut, no podían dejar atrás el castillo en manos palestinas. Tras un intenso bombardeo por parte de la aviación, comandos en helicóptero y fuerzas de infantería trepando como cabras por las paredes de la montaña, tomaron la posición en pocas horas antes de continuar su avance hacia la capital libanesa. Más de 1.500 palestinos quedaban atrás prisioneros en manos de las fuerzas israelíes.

La carretera desde Mettula, en la misma frontera libanesa-israelí hasta el castillo, sólo tiene seis kilómetros, pero el vehículo en el que viaja este corresponsal acompañado por el funcionario israelí Aaron Gafni y el teniente Maurice -los israelíes nunca revelan el apellido de sus oficiales en tiempo de campaña- del servicio de información de las Fuerzas Armadas de Israel, tarda cerca de una hora en recorrerlo. La carretera serpentea primero hacia abajo para descender al río Litani, frontera entre la zona ocupada por el mayor Haddad y las fuerzas de la OLP, para después iniciar una brusca subida hasta el valle Arnum, en cuya cima de montañas se encuentra situada la fortaleza de Beaufort. El paisaje, a pesar de los pocos kilómetros de distancia entre las dos fronteras, es completamente distinto. Desde las fértiles tierras de la Galilea en Israel se pasa al monte seco y árido del sur de Líbano, donde sólo de cuando en cuando se observan algunos grupos de higueras y olivos. Varios controles militares de carretera y algunos convoyes israelíes son los únicos signos de movimiento en el árido paisaje. A la derecha de la carretera queda la aldea Marja Yuv, poblado donde el comandante Haddad tiene establecido su cuartel general.

En Arnun, el mayor poblado del valle del mismo nombre, las huellas de destrucción son escasas. Varias casas enarbolan todavía en sus tejados la bandera roja y blanca con el cedro de Líbano en el centro, mientras otras están coronadas por banderas blancas, hechas de sábanas, e izadas por la población para indicar a los israelíes que sus habitantes no tenían nada que ver con la OLP. La destrucción comienza a verse entre Arnum y Beaufort. Entre las dos localidades casi no queda un caserío en pie. Caseríos hechos de bloques de cemento y de hormigón armado entre los que aún quedan restos de jeeps con ametralladoras antiaéreas completamente calcinados. En las paredes que todavía quedan en pie hay incripciones en árabe con alusiones a Israel, Estados Unidos y a los acuerdos de Camp David, así como la hoz y el martillo y las siglas PCL correspondientes al partido comunista libanés. Se ve claramente que en esta zona el servicio de inteligencia israelí conocía perfectamente los escondrijos de la OLP y dónde golpear.

El castillo, aunque derruido en parte, no solamente por la acción de la aviación israelí, sino por 800 años de historia, conserva sus muros intactos. En la explanada que le rodea en su parte sur, algunos soldados israelíes montan la guardia enjeeps y en los bunkers ocupados por los palestinos hace sólo una semana. Están tranquilos. Para ellos la campaña terminó hace días.

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