Cartas al director

La extensión del valenciano

Desde hace algún tiempo EL PAIS viene ofreciendo una utilísima información sobre temas lingüísticos. El profundo desconocimiento de la realidad lingüística de España viene siendo instrumentalizado por amplios sectores de la sociedad. Recientemente el periódico se hacía eco del homenaje al profesor Rafael Lapesa y destacaba la falta de una política lingüística que asegure la unidad de la lengua española. Igualmente también EL PAIS reseñaba el ciclo "Las lenguas de los españoles", que se viene celebrando en la Universidad de Salamanca. Entre las diversas aportaciones a dicho ciclo me ha llamado ...

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Desde hace algún tiempo EL PAIS viene ofreciendo una utilísima información sobre temas lingüísticos. El profundo desconocimiento de la realidad lingüística de España viene siendo instrumentalizado por amplios sectores de la sociedad. Recientemente el periódico se hacía eco del homenaje al profesor Rafael Lapesa y destacaba la falta de una política lingüística que asegure la unidad de la lengua española. Igualmente también EL PAIS reseñaba el ciclo "Las lenguas de los españoles", que se viene celebrando en la Universidad de Salamanca. Entre las diversas aportaciones a dicho ciclo me ha llamado la atención la del señor Múgica (departamento de Educación del Gobierno Vasco), el cual se lamenta de las dificultades que encuentra el eusquera para su desarrollo, a pesar del interés que demuestran las instituciones autonómicas. Estas referencias, entre otras muchas, leídas desde el País Valenciano, adquieren un dramatismo muy acentuado. En primer lugar porque la lengua de los valencianos ha sido convertida en arma política y algunos tratan de aislarla de su contexto natural y reducirla a habla local, olvidando, como dice el profesor Lapesa en su Historia de la lengua española, que "actualmente alrededor de seis millones de españoles hablan catalán o sus variedades valenciana y balear"; y, en segundo lugar, porque se impide sistemáticamente cualquier planteamiento racional del aprendizaje y normalización de la lengua, precisamente desde algunas de las instancias que deberían potenciar su uso y desarrollo. Con estas premisas resulta muy arriesgado considerarse optimista sobre la viabilidad futura de la lengua de los valencianos./

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