Cartas al director

Muerte en Venecia

El comentario sobre la película Muerte en Venecia, que acabo de ver en la televisión, a cargo de su redactor Angel Fernández Santos me ha traído a la memoria la escena que se produjo en la conferencia de Prensa en la que el propio Visconti contestó a las preguntas que le quisieron hacer tras la proyección primera de la obra en el Festival de Venecia.Desde el fondo de la sala se levantó un joven que preguntó: "Señor Visconti, ¿por qué ha hecho usted una película sobre maricas?". Según contó algún cronista, me parece recordar que de la revista Triunfo, Visconti acusó el golpe y, tr...

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El comentario sobre la película Muerte en Venecia, que acabo de ver en la televisión, a cargo de su redactor Angel Fernández Santos me ha traído a la memoria la escena que se produjo en la conferencia de Prensa en la que el propio Visconti contestó a las preguntas que le quisieron hacer tras la proyección primera de la obra en el Festival de Venecia.Desde el fondo de la sala se levantó un joven que preguntó: "Señor Visconti, ¿por qué ha hecho usted una película sobre maricas?". Según contó algún cronista, me parece recordar que de la revista Triunfo, Visconti acusó el golpe y, tras un momento, respondió: "¿Y por qué no?".

Angel Fernández Santos me ha recordado a aquel joven de la conferencia de Prensa, aunque, por supuesto, en una versión más refinada e intelectual. En definitiva, su comentario se centra en la atracción que indudablemente siente Von Ashenbach por el joven Tadzio, pero prescinde de lo que a mi juicio constituye el verdadero esqueleto de la obra, y que es el eterno conflicto entre belleza formal y belleza natural; clasicismo y romanticismo; objetividad y subjetividad, etcétera, y del que es presa el compositor, incomprendido en su obra y frustrado por creer que con la simple aparición de Tadzio, ejemplo de la belleza natural, queda derrotado el sentido de su propia obra.

Es una pena que los cronistas se sientan obligados a vincular las obras que critican, analizan y destrozan con los latiguillos que, creen ellos, flotan en ese momento en el ambiente. Y uno de los latiguillos de este momento, reconoz

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